El 21 de junio de 1941, a las nueve de la noche, el soldado alemán Alfred Liskow cruzó a nado el río Bug, la frontera natural entre la Unión Soviética y el Tercer Reich. Entonces informó a la Guardia Fronteriza Soviética de que al día siguiente, 22 de junio, a las 4 de la mañana, los ejércitos alemanes atacarían el territorio soviético. Liskow no sabía que su decisión pronto le costaría la vida.
La información y la personalidad de Liskow fueron cuidadosamente examinadas por las unidades locales de la policía estatal NKVD. Sin embargo, cuando el aviso llegó al Estado Mayor y a Stalin, era demasiado tarde, la artillería alemana ya había comenzado su cañoneo.
¿Por qué lo hizo?
Resultó que, al desertar a la Unión Soviética, Alfred Liskow dejaba atrás a sus padres, esposa e hijo.
Liskow explicó lo que había hecho como su deber, dado que era un devoto comunista, afirmando que lo había impulsado únicamente su propia iniciativa personal. Anteriormente había sido miembro de la Alianza de Luchadores del Frente Rojo, una organización comunista alemana. Incluso dentro de esta organización radical, Liskow era considerado demasiado extremista.
“Soy de una familia de trabajadores de Kolberg. Mis padres y yo odiamos a Hitler y su régimen. Para nosotros, la URSS es un país amigo, y no queremos luchar contra el pueblo soviético. Hay muchas familias de este tipo en Alemania. No quieren una guerra con ustedes”, dijo.
Soldado de propaganda
El estallido de la guerra confirmó que Alfred Liskow tenía razón. Su nueva actividad a partir de entonces estuvo ligada a la propaganda soviética. Junto a antifascistas, llevó a cabo agitación política por todo el país, contándole a la gente que los soldados alemanes no tenían ganas de hacer la guerra.
La maquinaria propagandística soviética utilizó activamente la imagen de Liskow. Su foto fue publicada en periódicos y material de propaganda, con textos como: “Este soldado alemán, que no quería luchar contra el pueblo soviético, desertó y se unió a nosotros”.
Hasta que encontraron una de estas piezas de propaganda, los alemanes creían que Liskow había muerto el 22 de junio. Después de que se supiese la verdad, la familia de Liskow fue convocada por Gestapo para ser interrogada y Liskow fue condenado, en rebeldía, a ser ejecutado por traición.
Conflicto fatal con la Comintern
No se sabe mucho sobre el último período de la vida de Alfred Liskow. Poco después de unirse a la Comintern, entró en conflicto con sus líderes, Palmiro Togliatti, Dmitri Manuilski y Gueorgui Dimítrov, a quienes acusó de traicionar los verdaderos ideales comunistas y de “trabajar para los nazis”. Los verdaderos comunistas con los que se encontró no eran como él los había imaginado.
Sin embargo, los protegidos de Stalin estaban muy por encima de él, por lo que el conflicto con la Comintern no terminó a favor de Liskow. Dimítrov lo acusó de fascismo y antisemitismo.
El 22 de enero de 1942, Alfred Liskow fue arrestado por el NKVD. En cautiverio, mostró signos de enfermedad mental. No está claro si esto fue algo real o simulado. En julio, Liskow fue liberado y enviado a Siberia, donde se perdió todo rastro de él. Se cree que murió en circunstancias sospechosas cerca de Novosibirsk a finales de 1943.
Una cosa es cierta: Liskow sobrevivió a la Comintern (disuelta en mayo de 1943) que despreciaba tanto.
Aquí puedes leer acerca de un soldado alemán que se convirtió en un héroe de la Unión Soviética.