Aunque los ases de medios acorazados más eficientes de la Segunda Guerra Mundial fueron alemanes, con más de 100 victorias, los Aliados también tenían sus héroes y el as del tanque soviético Dmitri Lavrinenko fue el mejor.
La gran diferencia entre Lavrinenko y los ases del tanque del Tercer Reich es que a diferencia de la mayoría de ellos, que se tragaron toda la guerra, este comandante soviético de un tanque murió muy pronto. Dmitri Lavrinenko entró en combate en octubre de 1941 y murió a finales de diciembre del mismo año. Sin embargo, durante estos dos meses y medio meses, consiguió acabar con 52 tanques enemigos, lo que le convierte en el mejor as de tanques de los Aliados.
Además, mientras que un papel importante en las victorias de los ases alemanes fue desempeñado por sus tiradores, los comandantes de tanques T-34 durante la primera parte de la guerra realizaban sus propias tareas de tiro. Así era Dmitri Lavrinenko.
Nacido en la aldea Besstráshnaia (Intrépida) en la región de Krasnodar, Dmitri Lavrinenko estuvo a la altura del nombre de su lugar de nacimiento: nunca dudó en enfrentarse a fuerzas enemigas superiores, si la situación lo exigía.
Dmitri Lavrinenko consiguió acabar con 52 tanques enemigos, lo que le convierte en el mejor as de tanques de los Aliados.
Foto de archivoAl comienzo de la Batalla de Moscú en septiembre de 1941, el teniente Lavrinenko comandó un pelotón de acorazados en la 4ª Brigada de Tanques (a partir del 11 de noviembre, la 1ª Brigada de Tanques de la Guardia), que defendió a la capital soviética en una serie de duras y agotadoras batallas.
El 6 de octubre de 1941, un grupo de cuatro tanques bajo su mando se enfrentó contra varias docenas de blindados del 2º Ejército Panzer cerca de la aldea de Pervi Voin en la región de Orlov. Los tanques alemanes estaban listos para aplastar a una unidad de infantería soviética, cuando Lavrinenko llegó. Usando el elemento sorpresa, los tanques soviéticos terminaron con 15 máquinas alemanas, permitiendo así que los soldados se retiraran.
En otra situación similar, los tanques de Lavrinenko salvaron a un grupo de operadores de mortero soviéticos. “Puede que no volvamos con vida, pero debemos salvar la compañía de morteros. ¿Entendido? Adelante”, recordó el sargento Ponomarenko, su conductor de tanque, citando a Lavrinenko.
Tripulación del tanque de Lavrinenko (a la izq.) en octubre de 1941.
Foto de archivoEl 5 de diciembre, el intrépido tanquista fue galardonado con el título de Héroe de la Unión Soviética por destruir 37 vehículos alemanes pesados, medianos y ligeros durante dos meses de enfrentamientos sin descanso.
Dmitri Lavrinenko no sólo se enfrentó al enemigo en combates abiertos, sino que organizó hábiles emboscadas. El General Dmitri Leliushenko recordó: “El teniente Dmitri Lavrinenko disfrazó escrupulosamente sus tanques y creó unos señuelos montando troncos que parecían cañones de tanque. Los fascistas abrieron fuego contra estos blancos falsos. Atrayéndolos a acercarse hasta su alcance, el as tanquista desató entonces un infierno desde su posición de emboscada, terminó con nueve tanques, dos cañones y numerosos soldados enemigos” (D. Leliushenko, Amanecer de la Victoria, 1966).
Antes de atacar, Lavrinenko siempre estudiaba cuidadosamente el futuro campo de batalla y organizaba un reconocimiento adecuado del mismo. Utilizaba las ventajas del terreno a la perfección, escondiendo sus T-34 detrás de árboles, colinas y terrenos irregulares para aparecer repentinamente desde lugares inesperados y causar el máximo daño al enemigo.
Dos soldatos soviéticos cerca de un tanque nazi destruido durante la Batalla de Mos scú.
Vladímir Minkévich/SputnikLavrinenko era conocido como el francotirador perfecto, y es que podía disparar precisamente con muchos tipos de armas de fuego. Sus habilidades de francotirador también le sirvieron en el tanque. Efectivamente lograba hacer impacto en los tanques alemanes a largas distancia, pero prefería acercarse al enemigo a gran velocidad hasta una distancia de 150-300 metros y atacar a quemarropa.
El héroe soviético nunca perdía la cabeza y siempre pensaba racionalmente. Durante la contraofensiva soviética en la Batalla de Moscú, su pelotón de tanques destrozó contra todo pronóstico a una guarnición alemana en la aldea de Griadi, abrió la carretera que llevaba a la aldea vecina de Pokróvskaia. Sin embargo, Lavrinenko se negó a sacar ventaja y detuvo la ofensiva. Lo hizo justo a tiempo: las reservas alemanas estaban listas para dejar aisladas a sus efectivos de las fuerzas principales.
Lavrinenko resultó muerto por fuego de mortero cerca de Volokolamsk, en la región de Moscú el 18 de diciembre de 1941. Es muy probable que si el destino le hubiera dado más tiempo, Dmitri Lavrinenko habría desafiado a los mejores ases tanquistas alemanes, como Kurt Knispel, Martin Schroif y Otto Carius, a los que se atribuyen más de 150 victorias cada uno.
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