En esta fotografía se ve a unos obreros construyendo un bloque de casas en Cheropovets, unos 480 km al norte de Moscú. Se invitaba a todo el mundo a participar en el proceso de construcción y los que tuvieran los mejores resultados eran premiados por el Partido Comunista. En ocasiones con dinero extra o con unas vacaciones.
Este edificio se encuentra ahora en el distrito de Joroshevo-Mnévniki en Moscú. La gente estaba dispuesta a construir sus propias casas para su familia, con tal de no vivir en apartamentos comunales. Tener un apartamento propio suponía una felicidad indescriptible.
Cuando se construyeron los rascacielos conocidos como las “siete hermanas de Stalin”, la mayoría de los distritos en las lindes de Moscú parecían pueblos, de modo que no era raro ver una casa de madera o un bloque de apartamentos con el edificio de la Universidad Estatal de Moscú de fondo, como se aprecia aquí.
La mayoría de bloques de apartamentos se construyeron en el mismo proyecto. Hay incluso una popular película soviética en la que se toma esto con humor: Ironía del destino, en la que un borracho de Moscú llega por accidente a San Petersburgo y entra en el mismo bloque de casas y en el mismo número de apartamento, porque incluso las llaves son las mismas.
Una de las imágenes más populares de la construcción soviética eran las guapas mujeres comunistas, que tenían los mismos derechos que los hombres y trabajaban con ellos levantando edificios.
En 1957 una película soviética glorificaba el trabajo de los instaladores que participaron en los proyectos de construcción más importantes. La película se llama La altura y en ella participa el sex-symbol soviético Nikolái Ríbnikov.
Según los jóvenes soviéticos no solo era honorable participar en este tipo de proyectos sino que también era algo alegre y divertido y un lugar en el que encontrar a tu futura esposa. En esta fotografía se ve un concierto para los trabajadores justo en el lugar de trabajo.
Otra cara de una bella joven descansando. En la época soviética las mujeres desempeñaban los mismos trabajos que los hombres.
Además, en esta época la gente era habitante a largo tiempo de los apartamentos y no eran los propietarios. Los primeros en poder recibir un espacio para vivir eran los jefes de la industria y la producción y beneficiarios de distintos tipos, como los veteranos de guerra o los trabajadores del Partido. En los años 80 se estableció un programa para familias jóvenes y se hizo más fácil el acceso a un apartamento.
La mayoría de la gente soviética quizá no supiera que en la URSS nunca se construyó el comunismo, en su sentido más puro, pero la mayoría estaba contenta con el trabajo colectivo, la propiedad estatal y construyendo un nuevo país a gran velocidad. En la imagen aparecen estudiantes de la Universidad Estatal de Moscú construyendo en las islas Solovkí, en el mar blanco.
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