En un festival de cultura rusa en Vancouver
Foto de archivoDe todas las ciudades del país, no eligió Moscú ni San Petersburgo, sino la colorida ciudad sureña de Rostov del Don. “Rostov es la meca culinaria de Rusia”, opina. “Y tiene un clima parecido al de Vancouver. Aquí los veranos son más calurosos. Pero el invierno es básicamente igual: no nieva mucho, no hace frío y llueve”.
Garry tiene una larga y fuerte conexión con Rusia, incluso su apellido es de origen ruso: “Mis antepasados rusos y ucranianos se volvieron a casar con canadienses hace mucho tiempo...”.
Garry tenía muchos amigos rusos en Canadá y colaboraba activamente con la diáspora rusa. Incluso organizó el catering de un festival de cultura rusa en Vancouver.
Tarta Pávlova
Uliana Shájova/The Nation magazineMás tarde, empezó a cocinar mucho para la diáspora rusa por encargo, sobre todo a menudo haciendo tartas y repostería para banquetes. Garry dice que siempre le gustaron los postres rusos. “Hice los originales ‘Medovik’, ‘Leche de pájaro’ y ‘Cerezas borrachas’. Eran muy populares, conseguí una gran calidad. Mi '’Napoleón’ ruso era mi obra maestra”, presume.
Los últimos 20 años han sido difíciles para Garry. Le diagnosticaron una grave enfermedad que le dejó discapacitado. También tuvo un accidente de coche, un accidente laboral y se divorció. Por todo ello, ya no podía trabajar como cocinero pasando muchas horas delante de los fogones. Tuvo que buscarse la vida, incluso trabajando como guardia de seguridad. Podría haber vivido de las prestaciones por invalidez, pero siempre quiso vivir activamente, trabajar.
Haciendo su zumo diario
Uliana Shájova/The Nation magazineJusto antes de la pandemia, Garry abrió una escuela de cocina para adolescentes en Vancouver y, aunque el negocio iba bien, cerró debido al cierre forzoso mundial. Fue entonces cuando decidió dar un giro radical a su vida y trasladarse a Rusia. Al otro lado del océano, un cocinero con 45 años de experiencia se convirtió en... profesor de inglés.
A Garry siempre le ha fascinado la lingüística y, en su tierra natal, trabajó como traductor autónomo inglés-francés. En Rostov, enseña inglés en una universidad e intenta enseñar a sus alumnos a comunicarse libremente, a superar la barrera del idioma.
Paseando por las calles de Rostov del Don
Uliana Shájova/The Nation magazinePara enseñar mejor, Garry decidió aprender ruso. Empezó a dominar el idioma en su tierra natal, en conversaciones con la diáspora rusa. Pero empezó a estudiarlo en serio cuando llegó a Rusia.
“La enseñanza es psicología. Es imposible sin el conocimiento de la lengua”. Durante un año, Garry estudió en un programa especial en línea del Instituto Pedagógico de Voronezh y redactó un diploma sobre la superación de las barreras lingüísticas en el aprendizaje del inglés por parte del público rusohablante.
Cuando se le pregunta por qué decidió irse de Canadá, dice que “no sólo me mudé, sino que huí”.
Hay muchas cosas que no le gustan del Canadá moderno. El hecho de que el país haya acogido a muchos islamistas (“No sólo gente de fe musulmana, sino los que ya han luchado bastante en Siria: derramando sangre, violando mujeres”). La promoción de la homosexualidad entre los niños y la legalización de las drogas también le parecen indignantes a Garry. “¿Crees que quiero vivir en un Canadá así?”.
Con su hija en Canadá
Archivo personalGarry tampoco quiso relacionar su destino con el vecino Estados Unidos. Ha estado allí muchas veces, pero, cada vez, regresó deprimido. Le avergüenza especialmente la popularidad del lema “Black Lives Matter” (“Las vidas de los negros importan”), que considera extremadamente racista.
“Tienes que ser gay, negro o musulmán para vivir en esta sociedad. Yo no soy ni lo uno, ni lo otro, ni lo tercero. Y, hoy en día, Rusia es casi el único país que se esfuerza por preservar los valores tradicionales. Este es el futuro. Y no veo ningún futuro allí”.
“No he visto mujeres tan bien vestidas como en Rostov en ningún otro país del mundo. ¿De dónde sacan toda esa ropa?”.
Según Garry, Canadá tiene una actitud utilitaria ante la vida y esto también se expresa en la ropa: si llueve, te pones botas y chubasquero, si hace sol, camiseta y vaqueros. Los canadienses sólo se visten bien para las bodas. Pero, en Rusia, en un día normal, una mujer puede ir vestida de tal manera que, literalmente, te puedes romper el cuello.
Harry tiene que andar con bastón debido a su lesión y tiene una gran colección de estos extravagantes accesorios.
Uliana Shájova/The Nation magazine“Es un rasgo del carácter ruso: una mujer siempre debe ser guapa. A los rusos en el extranjero se les ve a la legua: ves caminar a la masa gris y en medio… una MUJER”.
La entrevista completa se publicó en ruso en la revista The Nation.
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