‘Marshrutka’: cómo los rusos se burlan de su medio de transporte más original

Estilo de vida
ALEXANDRA GÚZEVA
No es un taxi, pero tampoco un autobús. Hoy te hablamos del transporte público más extraño y a menudo extremo de Rusia, que supera los atascos y ayuda cuando uno llega tarde.

La frase más común que oirás en una marshrutka es: “Pásale tu dinero al conductor”. Así es como se paga un viaje si vas sentado en la parte de atrás: dando tu dinero a los desconocidos que tienes delante y pidiéndoles que pasen el efectivo o las monedas al conductor. Esto ha dado lugar incluso a un nuevo modismo y a un chiste cuando te encuentras en el coche de un amigo y éste bromea: “Pásale tu dinero al conductor”.

Conductor de ‘marshrutka’: ¿héroe o criminal?

Un conductor de marshrutka es una especie de superhombre: con una mano conduce y al mismo tiempo grita algo por el móvil. Con la otra mano recibe el pago, torciendo el brazo de forma antinatural, calcula la suma total al peso y luego devuelve el cambio, sorprendiendo a los pasajeros con la flexibilidad de su brazo.

Todo esto ocurre a gran velocidad, lo que a veces resulta bastante peligroso.

En 2016 el ayuntamiento de Moscú prohibió todos los negocios privados de marshrutka. Ahora hay sobre todo autobuses azules y minibuses en los que se puede viajar comprando una tarjeta de transporte de la troika. Pero las marshrutkas volvieron a reaparecer, conectando los suburbios de la ciudad con zonas lejanas de la región de Moscú.

En la mayoría de las demás regiones rusas la marshrutka sigue siendo legal, y a menudo hay muchas rutas entre regiones vecinas que son mucho más rápidas y baratas que los grandes autobuses o trenes.

La ‘marshrutka y humor’

Las marshrutkas y sus conductores suelen ser objeto de burla en la cultura popular rusa. Por ejemplo, los carteles informativos de estos vehículos suelen ser humorísticos, con textos como: “10 minutos de miedo y ya está en casa. El viaje en la montaña rusa cuesta 50 rublos”; u otro que se inspira en el logotipo revolucionario de 1917: “¡La tierra para los campesinos! ¡Fábricas para los obreros! Dinero para el conductor”. También puede haber advertencias como: “No des un portazo, la puerta puede romperse y caerte en el pie”.

Como una marshrutka no se detiene en todas las paradas, el conductor pide a los pasajeros que griten más fuerte cuando hay que parar, porque si no, no te oye y pierdes la parada.

La velocidad extrema de la conducción de los marshrutka también es objeto del humor ruso, y el popular programa de televisión El Club de la Comedia compuso una canción sobre un conductor de marshrutka que participaba en las carreras de Fórmula 1 en Sochi.

Con “frenos chirriantes” y “neumáticos humeantes”, un habitante de Sochi deja llorando a Fernando Alonso, adelantándole a una velocidad de 300 km/h en el lado opuesto de una serpenteante carretera de montaña.

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