En Rusia había muchas manufacturas que hacían una gran variedad de chales y mantones, pero sólo algunos de ellos se convirtieron en un verdadero sello del estilo ruso y en souvenires deseables para los extranjeros.
Los chales de Pavloposad se fabrican desde 1795 en la ciudad de Pávlov Posad. La fábrica fue fundada por un campesino, Semión Labzin, y sus descendientes continuaron el negocio: a principios del siglo XX la fábrica se convirtió en la mayor productora de chales y mantones de Rusia. Una característica distintiva del chal Pavloposad es su material de lana, su forma cuadrada y su diseño simétrico con flores, "pepinos" y otros adornos vegetales.
Otro chal famoso es el de Oremburgo. Las artesanas lo tejen a mano desde hace más de 300 años en los alrededores de Oremburgo, ciudad de los Urales. Se hace con lana cabra local, que se caracteriza por su especial calidez e incluso propiedades terapéuticas. Se hizo mundialmente famoso en 1857, cuando se presentó en la exposición universal de París. La calidad de un chal de Oremburgo se mide si se puede pasar, ya que el chal debe ser muy fino y ligero, a pesar de su considerable tamaño.
Hasta hoy, los maestros crean joyas con diseños tradicionales. Los pendientes golubtsi (de la palabra, “golub”, "paloma" en ruso) de la foto de la izquierda fueron creados con plata, perlas y granate por el joyero Timoféi Zhuravlev. En la foto de la derecha se pueden ver unos similares en la belleza rusa del artista Konstantín Makovski.
La foto también muestra una pieza de joyería llamada "brazaletes" o "zarukavya". Se trata de un brazalete ornamentado.
El monisto era un adorno festivo para el pecho. Se ensartaban cuentas, abalorios y conchas, y a veces monedas, en hilo de lino.
El monisto era caro, pero las cuentas las podía hacer cualquiera. Todo dependía del material: los abalorios caros se hacían con ámbar, perlas y otros materiales preciosos, y los baratos incluso con bayas secas y huesos.
En Rusia las niñas llevaban coronas, tocados festivos bordados con piedras preciosas o cristal, bordados en oro, cuentas y perlas. Los diseñadores modernos ofrecen su propia versión, sencilla, que puede llevarse a diario.
Otro accesorio son las cintas. Se tejían en trenzas y, por su presencia en el peinado de la chica, determinaban su disposición para el emparejamiento. Después de la boda, las chicas regalaban sus cintas a sus novias. Ahora, para llevar cintas, no es necesario saber tejerlas: se puede comprar un modelo en una cinta elástica.
“Lukoshko” es un tipo de cesta para recoger bayas y setas, que había en todas las casas campesinas. Se fabricaban con lubok (corteza de árboles de hoja caduca) o ramitas, materiales disponibles que se utilizaban a menudo para fabricar artículos domésticos.
Como bolso de mano, la cesta no empezó a considerarse hasta el siglo XX, y la moda de los bolsos de mimbre se impuso no sólo en el extranjero, sino también en la URSS.
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