Este es oficialmente el primer monumento a Vladímir Lenin, situado en la oscura localidad de Noguinsk, en la región de Moscú. A pesar de no ser una atracción turística, este monumento encierra una historia única.
Inicialmente, fue diseñado como regalo de cumpleaños para el líder de la Revolución rusa por los trabajadores de la ciudad. Lamentablemente, Lenin falleció antes de poder recibir el regalo. En su lugar, los trabajadores decidieron transformarlo en un monumento en honor del difunto líder de los bolcheviques. El 22 de enero de 1924, justo un día después de la muerte de Lenin, lo erigieron en la plaza de la ciudad.
El primer monumento allanó el camino para decenas de miles más que se erigieron en todo el mundo en los años posteriores. Curiosamente, Fiódor Kuznetsov, el autor, no era un escultor profesional, sino un artista autodidacta que trabajaba como pintor-decorador en una fábrica local.
Según la leyenda local, Kuznetsov nunca tuvo la oportunidad de ver a Lenin en persona. Se basó en las descripciones verbales de algunos lugareños que habían visto brevemente al líder de la Revolución rusa. Teniendo esto en cuenta, la notable calidad del primer monumento es realmente sorprendente.
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