¿Cómo viven los habitantes de Kamchatka estando cerca de volcanes activos?

Turistas caminan por la zona de la erupción del volcán Tolbáchik, en la región de Kamchatka.

Turistas caminan por la zona de la erupción del volcán Tolbáchik, en la región de Kamchatka.

Alexánder Piraguis/Sputnik
En el Lejano Oriente se producen la mayoría de los terremotos y erupciones volcánicas de Rusia. ¿Puede uno acostumbrarse a los cataclismos constantes? Te lo contamos aquí.

“Se ha producido un fuerte terremoto frente a las costas de Kamchatka”, “Un volcán de Kamchatka ha arrojado cenizas a una altura de 4 km, “Caída de cenizas en un pueblo de Kamchatka: este tipo de titulares aparecen con regularidad en los medios de comunicación del Lejano Oriente. Aquí es donde se producen la mayoría de los terremotos y erupciones volcánicas de Rusia. ¿Cómo lo lleva la gente que vive aquí?

Volcanes domésticos

Petropávlovsk-Kamchatski. Vista a los volcanes y la ciudad.

Kamchatka tiene una increíble densidad de volcanes: hay unos 300 extintos y 30 activos en los 1.200 km de largo y 440 km de ancho de la península, y cada año se despiertan uno o varios.

La erupción de Ploski Tolbáchik en Kamchatka.

Petropávlovsk-Kamchatski, la capital de la región de Kamchatka, está rodeada por tres volcanes: Avachinski, Koriakski y Kozelski (los dos primeros están activos). Están a sólo unas decenas de kilómetros de la ciudad, por lo que los lugareños los llaman cariñosamente “de casa” y los visitan con más frecuencia que a los demás.

Otro lugar popular a 70 kilómetros de la ciudad es el extinto volcán Viliúchinski, en cuya ladera hay una moderna base de esquí. Y en julio de 2021, incluso se celebró una boda en él.

Los volcanes Shivéluch y Kluchevskói, que entraron en erupción en otoño (y el Shivéluch sigue emitiendo ceniza y lava), están situados en el norte de la península, y el pueblo Kliuchí (a 600 km de Petropávlovsk-Kamchatski), a sus pies, se cubre de ceniza de vez en cuando.

Allí se encuentra la estación vulcanológica más antigua de Rusia, fundada en 1935. Además de que los científicos especializados en volcanes publican regularmente en las redes sociales los mejores momentos (¡y son fascinantes!) vividos en estas montañas terribles, la estación dispone incluso de un camping para quien quiera verlas de cerca.

Vista de Kliuchí y el río Kamchatka. Detrás: los volcanes Kliuchevskói y Ostri Tolbáchik.

“La gente viene a ver la actividad volcánica en todo su esplendor y los fenómenos naturales posvolcánicos, a oír el ruido de las fumarolas, a bañarse en aguas termales”, dice Alisa, de Petropávlovsk-Kamchatski. - El volcán Shivéluch está en erupción, así que literalmente nos rendimos a él y nos adentramos en la península para ver cómo baja la lava caliente, ¡es un acontecimiento único! Desde una distancia segura montamos nuestra tienda y disfrutamos de las vistas”.

Turismo ‘caliente’

“El ocio activo fue lo que me llevó a Kamchatka, quería probar el surf, ver volcanes y el océano Pacífico”, dice Alexéi, de Nadim (Yamal). Ahora vuelo allí tan a menudo que la gente a veces me confunde con un lugareño. Visitamos volcanes en moto en verano y en moto de nieve en invierno. Allí probé el heliesquí (cuando un helicóptero te lleva hasta picos inaccesibles). Y hace un par de semanas vi la erupción de un volcán. ¡Increíble!”

Alexéi cuenta que fue expresamente con unos amigos al norte de la península para ver la erupción del Shivéluch y se quedó sólo en la base turística de Kliuchí. "No vi ceniza, pero sí lava muy brillante”, afirma. - En general, el Ministerio de Situaciones de Emergencia recomienda permanecer a una distancia mínima de 15 km de un volcán en erupción, pero algunos viajeros se lanzan a la ladera para realizar su sueño de todos modos”. Por regla general, durante las erupciones, la gente recibe alertas por SMS sobre posibles peligros, por lo que nadie se acerca a los volcanes.

En cuanto a los lugareños, Alexéi dice que no ha notado ninguna ansiedad especial por vivir cerca de volcanes.

Mayor estabilidad sísmica

“Nací y crecí en Kamchatka, así que los terremotos me son familiares desde la infancia”, dice Alisa. "Cuando era adolescente, recuerdo un largo periodo en el que la tierra temblaba casi todos los días, y parecía que estábamos tan acostumbrados a ello, que no había nada que nos sorprendiera. Pero una vez que los temblores empezaron de verdad cuando estaba en una tienda y esa fue la primera vez que vi a la gente entrar realmente en pánico, hubo un pandemónium a la salida”.

Alrededor del 20% del territorio ruso es sísmicamente activo, pero sólo el 5% es propenso a fuertes terremotos, de 8 a 10 grados en la escala de Richter. El lugar más “caliente” es justo la costa rusa del océano Pacífico (Kamchatka, Sajalín y las islas Kuriles), por donde pasa el límite de las placas litosféricas. Aquí se registran unos 300 terremotos al año, aunque la mayoría de ellos se producen sin repercusiones.

“A veces puede parecer todo un poco inestable. Pero si no estoy segura, acudo a las noticias, a las páginas web, a las redes sociales y busco allí la confirmación o la refutación de mis sentimientos, por puro interés. Pero después de un terremoto fuerte, todo el mundo se llama”, dice Alisa.

Uno de los últimos grandes terremotos se produjo en 2006 en la región de Oliutorsk, al norte de la península. Más de 1.200 personas tuvieron que ser evacuadas de los pueblos, y no hubo víctimas mortales sólo porque era de día y la gente pudo salir rápidamente de sus casas. Sin embargo, uno de los asentamientos resultó estar completamente destruido y desapareció del mapa de Kamchatka.

Para evitar víctimas en estos casos, todos los edificios están reforzados. Los “edificios de paneles” [de hormigón] soviéticos tienen un aspecto especialmente atmosférico: están reforzados con “costillas” adicionales que se tensan con cables de acero, para que el edificio no se derrumbe durante las sacudidas.

Alisa dice que hay personas que tienen tanto miedo a los cataclismos que incluso abandonan Kamchatka, pero la mayoría de la gente está tranquila al respecto. “Me fascina la majestuosidad de la naturaleza, me emociona saber que ahora mismo estoy experimentando las fuerzas geológicas y tectónicas globales de la Tierra, que vivo en un lugar verdaderamente único”.

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