El creador del proyecto, Serguéi Morozov, tardó cinco años de trabajo casi ininterrumpido de unos 150 especialistas para llenar 800 metros cuadrados con Rusia en miniatura. El trazado encarna la vida cotidiana del país, desde Kamchatka hasta Kaliningrado, y no se detiene ni un minuto. Tractores, camiones y trenes que viajan hacia el este y el oeste (un viaje de 18 minutos en un solo sentido) dan vida a la exposición. La banda sonora refuerza el efecto de la vida real: los helicópteros retumban alrededor de las unidades militares, los aviones hacen ruido en los aeropuertos, las llegadas de los trenes se anuncian en las estaciones de ferrocarril, las gaviotas graznan en la costa y San Petersburgo invita a pasear por ríos y canales.
"Nuestro trazado es una imagen artística y colectiva de la Federación Rusa: para representar con detalle todas las ciudades rusas, necesitaríamos construir decenas de estadios. No obstante, hemos mantenido la precisión geográfica. Como en la vida real, nuestro nuevo día comienza en el este", dijo la directora de desarrollo del museo, Elena Tsvetkova.
En ese momento, las luces se apagan en el lado derecho de la sala y los faroles de la maqueta se encienden. La tricolor rusa se ilumina en el cielo del espacio expositivo.
El día dura 15 minutos en la Rusia en miniatura: 13 minutos - día, 2 minutos - noche. "La vida nocturna en el campo de trazado comienza automáticamente cuando la oscuridad cae sobre nuestro cielo artificial. Las luces de la calle y los faroles se encienden, las ventanas de las casas se iluminan: ¡es como en la realidad!", dice Elena.
En el centro de la sala se puede ver la cresta de los Urales. Aquí hay un cruce de caminos para los visitantes: Europa a la izquierda, Asia a la derecha. Encima hay un puente "aéreo" para los trenes: por encima de las cabezas de los espectadores hay un tubo de plástico transparente por el que pasan los trenes. También hay una estación de control del tráfico rodado y ferroviario, tanto en el trazado como debajo de él.
El tráfico automovilístico, utilizado en el trazado por primera vez en el mundo, utiliza la inducción electromagnética como fuente de energía para los coches. Además, los coches iluminan la carretera nocturna con sus faros, reaccionan a las luces de freno y a los intermitentes; el autobús entra en una parada y el camión en un almacén. "Son como peces en una pecera: nunca van más allá del trazado, nunca chocan entre sí. Si hay una carretera, el coche inteligente elige su propia ruta. El sistema de transporte es nuestro know-how técnico, que nadie ha conseguido repetir hasta ahora: el software y las placas se desarrollan en el taller del museo", dice Yelena.
A lo largo de todo el trazado hay botones que activan escenarios interactivos: la extinción de un incendio forestal, el lanzamiento de ceniza en las colinas de Kamchatka, la formación en el patio de armas, el desfile, el aserradero, etc. Otras escenas son estáticas. Pero todos ellos pretenden mostrar la vida cotidiana de los rusos en el campo y en las fábricas, en las estaciones de tren y en los hospitales, en las calles de las ciudades y en las minas. "Nadie sabe cuántas figuras humanas hay en el campo de trazado, hay cientos de miles de ellas. Pero ninguno de ellos está colocado para nada: cada uno de ellos vive su pequeño destino, por lo que el trazado es un organismo vivo. El tráfico ferroviario es su vaso sanguíneo, toda la electrónica es su mente y las personas son su corazón", dice Yelena.
También hay sketches divertidos: en Siberia, unos hombres martillean emocionalmente a una cabra (jugando al dominó); en San Petersburgo, una esposa arroja las cosas de su marido infiel a la cabeza de éste desde un balcón; más allá de los Urales, un equipo de televisión filma un reportaje sobre misteriosos círculos en las cosechas; los presos de una colonia hacen una excavación, sin saber que acabarán en la cabaña del alcaide; y un misterioso diablo de Gógol se sienta en un cementerio. Estos "huevos de pascua", alusiones y referencias están escondidos por todo el trazado.
Tal y como la conciben los autores, la exposición pretende mostrar con la mayor claridad posible de qué viven el país y sus gentes. Aquí se encuentran los edificios industriales más importantes, las ubicaciones geográficas y los principales puntos de referencia. Una de las exposiciones más populares entre los visitantes es un volcán de Kamchatka. Por la noche, cuando se apagan las luces de la sala, comienza un espectáculo increíble en el Lejano Oriente.
Los creadores representaron importantes hitos históricos para los rusos -la Revolución de Octubre y la Segunda Guerra Mundial- en un plató de cine, como si los "habitantes" estuvieran filmando la llegada del tren de la familia zarista y la batalla de Kursk. El modelo también cuenta con su propio Regimiento Inmortal: 520 figuras llevan retratos de héroes de guerra. Representan a los verdaderos ganadores: las abuelas y los abuelos del personal del museo.
El 8 de junio el museo celebró su décimo aniversario. La exposición se va renovando poco a poco. Se han añadido objetos en el campo para conmemorar los Juegos Olímpicos e incluso la pandemia. Antes del cierre mundial, la Gran Maqueta de Rusia gozaba de gran interés entre los visitantes del país: hubo momentos en los que había gente de 18 países diferentes.
Se puede tardar unas cinco horas en recorrer el trazado y observar de cerca todos los detalles y escenas. Pero incluso esta experiencia no es más que un prometedor anticipo que nos permite trazar nuevas rutas para conocer Rusia.
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Tags maqueta, museo, paisaje
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