¿Hay realmente osos caminando por las calles de Rusia?

Estilo de vida
EKATERINA SINÉLSCHIKOVA
Puedes salir a por leche y encontrarte con un oso. La única pregunta es, ¿con qué frecuencia?

Al anochecer, mientras paseaba a su perro junto a un edificio de cinco plantas, un vecino de Luchegorsk, un pueblo del Extremo Oriente, se encontró con un oso enfurecido. Victor Dubitski no estaba en absoluto preparado: “Un oso salta sobre mí desde debajo del balcón. Tenía espuma en la cara. Lo único que conseguí fue levantar los brazos. Me golpea en el pecho. Estaba a dos metros de la acera”. Viktor no fue el único que resultó herido ese día por los osos (hubo más de uno), pero todos lograron escapar de milagro.

Otro episodio, en esta ocasión en el sur de Rusia, en Taganrog. Un hombre pasea a un oso pardo con correa en una zona residencia. El vídeo se hizo viral en las redes sociales,y la policía se puso a buscarlo para esclarecer en qué condiciones tenía al animal y para sancionarlo por pasearlo sin bozal.

Parece que uno de los estereotipos más populares y divertidos sobre los rusos no es en absoluto un estereotipo. Entonces, ¿hay osos en las calles de Rusia?

No es exactamente un estereotipo

Con el objetivo de ser breves, diremos que sí, es cierto. En las calles de Rusia hay osos. Pero lo matizamos, no los hay siempre. Aunque hace un par de siglos, la respuesta habría sido inequívoca.

En Rusia, era habitual encontrarse con un oso en la calle. Pero el encuentro generalizado con ellos se debió a la popularidad sin precedentes de los espectáculos en los que se usaban estos animales. Un oso de feria era la principal atracción de los payasos ambulantes. Así que, aparte del ocasional encuentro con un oso salvaje, había muchas posibilidades de ver un oso domesticado con cadena. Esta tradición continuó a lo largo de los siglos, y en un momento dado había tantos osos en las calles que el zar Alexéi Mijáilovich se vio obligado a promulgar un decreto que prohibía los “osos bailarines”. Sin embargo, la tradición no se acabó de inmediato. 

En la actualidad, la posibilidad de un encuentro depende de la ubicación geográfica y de la época del año. En Rusia no es raro oír hablar de un oso que se cuela en un centro comercial y se pasea entre H&M y Zara. O sobre osos que bloquean una carretera de la taiga y no se van hasta que los conductores o los pasajeros les dan un “tributo” en forma de comida. O, incluso decenas pueden “secuestrar” un pueblo y los habitantes no pueden salir de sus casas.

Las posibilidades de encontrarse con un oso en las calles de Moscú y en la parte europea de Rusia son nulas. Simplemente no hay. En cambio, es posible en Rusia central, en los Urales y en Siberia, donde pueden deambular frente a los edificios residenciales, y, por supuesto, en el Extremo Oriente, donde son más numerosos. Además, cuanto más al este, más grandes son los animales. Los osos más pequeños están en el Cáucaso, los más grandes en el Extremo Oriente y especialmente en Kamchatka, donde gran cantidad de salmones acuden a desovar.

En Rusia hay tres especies de oso: pardo, himalayo y polar. Acuden a las ciudades y asentamientos desde el otoño hasta el final de la primavera en busca de alimento. Los osos que no tienen tiempo de acumular suficiente grasa no se duermen en sus madrigueras.  Hambrientos y agresivos, comienzan a acercarse a los humanos. Para los habitantes de la zona autónoma de Nénets, Chukotka y otras regiones de la región polar, el encuentro con un oso es habitual.

“Puedes encontrarte cara a cara con un oso cuando sacas la basura o llevas a tus hijos al colegio. Es posible que ni siquiera tengas tiempo de salir de tu casa: habrá un enorme animal esperándote en el hueco de la escalera”, dijo Serguéi Uvarov, coordinador del WWF en el la zona autónoma Nénets. Especialmente para estos casos, WWF creó la “Patrulla de los Osos”, un grupo de voluntarios que previene estos encuentros y acompaña a los animales a su hábitat natural.

Sin embargo, en los últimos años han aumentado los encuentros violentos. Los expertos dicen que la razón es que la caza de osos ha disminuido y su miedo a los humanos ha bajado. Al mismo tiempo, el número de osos también está creciendo: según Tsentrojotkontrol, en más de 15 años, desde 2004, la población de osos pardos en Rusia ha aumentado un 90%.

Y en cuanto a la tenencia de osos en casa, la prohibición no apareció hasta 2020. Así que pasear a un oso con correa fuera de casa no es precisamente una historia de fantasía.

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