Una vieja bruja retorcida con una gran nariz y una pata de palo, que vive en una casa con patas de pollo en lo profundo del bosque y que utiliza un mortero y un majadero para volar: ésta es, quizás, la imagen más común que todo el mundo tiene de Baba Yagá, la bruja que aparece en varios cuentos rusos. En realidad, muchas veces Baba Yagá adopta el papel de aliada. A menudo ayuda al protagonista del cuento con consejos sobre cómo derrotar a una fuerza maligna, o puede entregarle un objeto mágico para ayudarle en su tarea, o un ovillo de hilo para ayudarle a encontrar la salida del bosque y otras cosas.
Sin embargo, estos cuentos suelen hablar de una Baba Yagá joven. Tal y como la ve la artista canadiense Secondlina, es una joven doncella como cualquier otra, pero con una filia especial por las calaveras.
“Creo que algún día me gustaría escribir sobre las aventuras de su juventud. Cómo se convirtió en poderosa y deliciosamente malvada (aunque es buena en un par de cuentos). Así que aquí tienes, joven Baba Yagá (que tendría otro nombre, ya que Baba significa mujer vieja. ¿Quizás sólo Yagá?)", escribió la artista.
Tobiee, de Estados Unidos, también cree que Yagá ha conservado su juventud y su belleza y que posiblemente incluso habita los cielos de Moscú en nuestra época.
Es muy posible que tuviera una joven cómplice, que surcara los cielos con ella en su mini-mortero, opina bearmantooth, otro artista estadounidense.
Baba Yagá prácticamente vive en su mortero y no para de preparar pociones mágicas, cree Kaizoku-hime, de los Países Bajos.
Ilustración de Dana Alink, 2015
Los artistas prestan especial atención a la cabaña sobre patas de pollo, con la que los personajes de los cuentos de hadas suelen toparse cuando se pierden en el bosque.
Según algunos artistas, Yagá no tiene ninguna cualidad antropomórfica. Vincent-Covielloart, de Estados Unidos, la imagina como un pájaro mágico.
Mientras que Lenika86, de Ucrania, cree que podría parecerse a un caballo. Aunque en realidad podría ser cualquier cosa, ya que siempre ha sido bastante “extraña y difícil de encasillar”, cree la autora.
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