Una manicurista de un salón de belleza en San Petersburgo le hizo una uña con los colores de la bandera rusa, de 1,35 metros de largo, a una cliente.
La “obra” costó unos 78 euros, el trabajo duró unas seis horas y se utilizó casi un kilo de barniz en ella. La autora ahora está compitiendo por ingresar en el Libro Guinness de los Récords.