Sviatiki, el periodo más irreverente del año para los paganos eslavos

Los participantes saltan sobre el fuego en el festival de entretenimiento y diversión Sviatki 2017 en la región de Cheliábinsk.

Los participantes saltan sobre el fuego en el festival de entretenimiento y diversión Sviatki 2017 en la región de Cheliábinsk.

Alexánder Kondratiuk
La Iglesia ortodoxa fue incapaz de prohibir la vieja tradición pagana de las fiestas de invierno rusas. Durante este período los espíritus y el diablo se desbocaban, al igual que los niños.

Sviatki es el período que va desde la Nochebuena ortodoxa (7 de enero) hasta la Epifanía (19 de enero). Tradicionalmente pasaban estas dos semanas haciendo locuras, olvidándose del trabajo y festejando. Pero, ¿por qué?

Muchas culturas observan el solsticio de invierno como el comienzo del nuevo año astronómico. A partir de este momento los días se alargan y antiguamente se creía que esto representaba el comienzo del nuevo año. También pensaban que el destino del año que comenzaba se definía en este periodo. Por eso se trataba con tanta importancia.

Los rusos hacían festines llenos de excesos durante este tiempo con la esperanza de que los próximos 12 meses fueran fructíferos. Para los campesinos rusos que trabajaban en en el campo a lo largo de todo el año, las celebraciones eran un valioso descanso.

Noches terroríficas

Actores del Teatro Uzorochie cantando villancicos.

El nombre “Sviatki” viene de la palabra sviatói (“santo”), aunque irónicamente esta era la época más impía y pagana del año. Los rusos creían que el período entre el nacimiento y el bautismo de Cristo era “un tiempo sin la cruz”.

“Dios, regocijado por el nacimiento de su hijo, abrió todas las puertas y dejó salir a los demonios a jugar”, dice la leyenda popular. Durante Sviatki no se podía trabajar. Los chicos (y algunas chicas valientes) se ponían máscaras para dar miedo y pedían dulces por todo el pueblo. Estos diablos llevaban trapos viejos, barbas falsas, sombreros de cuero puntiagudos, cantaban y gritaban en voz alta y tocaban instrumentos sencillos, asustando a los aldeanos. Pero había que darles la bienvenida y ofrecerles golosinas o el año sería desafortunado, un poco como en Halloween.

Jugar a los muertos

Se creía que durante Sviatki los muertos visitaban a los vivos. En vísperas de grandes fiestas como Navidad, Año Nuevo y Epifanía los aldeanos no quitaban comida de la mesa para que sus antepasados fallecidos tuvieran también algo que comer. Además, era muy popular la representación de funerales en la mayoría de las aldeas. Se hacía de la siguiente manera:

Se ataba a un banco a un niño vestido con una mortaja con dientes postizos hechos de nabo y con harina en la cara (por lo que parecía un hombre muerto). Un falso sacerdote con un incensario de arcilla lleno de una mezcla humeante de musgo y estiércol celebraba un simulacro de funeral con “oraciones” (compuesto solo de palabrotas). Para la “ceremonia del velorio”, todos recibían una rebanada de estiércol seco. Este loco rito simbolizaba el funeral del propio año.

Juegos desvergonzados

El problema era que muy pocas personas estaban dispuestas a celebrar una ceremonia tan extraña y desagradable en su casa, así que los jóvenes buscaban una vieja isbá (casa tradicional de madera). Normalmente jugaban todo tipo de juegos en estas casas donde podían correr sin control. En un juego durante Sviatki las chicas hacían de yeguas, mientras que los chicos las examinaban y elegían una; luego besaban a su yegua y la ponían de rodillas. En otro juego un chico actuaba como un toro y llevaba como un jarro con cuernos reales.

También, había juegos que simulaban una “boda” en la que un noble elegía una novia y tenía un trasfondo erótico ya que había que agarrar y manosear a las chicas. Este tipo de comportamiento solo se permitía durante el Sviatki, a menudo bajo la mirada atenta de los adultos para asegurarse de que las cosas no se desbarraban demasiado. A veces los muchachos de la aldea vecina se acercaban para intentar charlar con las jóvenes, y si no llevaban suficiente vodka no era raro que hubiera peleas.

Adivinar el futuro

Chicas tratando de leer su futuro usando unos granos en el Museo Etnográfico de Stáraia Sarepta.

La adivinación era un pasatiempo común de las chicas. La iglesia condenaba ese contacto con el mundo subterráneo, pero lo permitía durante Sviatki. El objetivo de toda adivinación era saber quién sería su novio. La adivinación se practicaba en los cruces de caminos, en las casas de baños, cerca de los ríos, en lugares donde se quedaban los espíritus.

Por la noche, las chicas iban a una casa de baños y si eran tocadas por una pata peluda se creía que el futuro esposo sería rico, pero por el contrario, si era piel lo que las tocaba, el esposo sería pobre. Imagina las bromas que los chicos podían hacer escondidos en una casa de baños.

A medianoche las niñas se colocaban en un cruce de caminos y se ponían a escuchar. Si se escuchaba una canción o una risa, su vida familiar sería feliz; y en cambio, si no se escuchaba nada, entonces les esperaba una vida llena de tristeza.

Por otro lado, una joven podía ir a un río y mirar en un agujero de hielo bajo la luz de la luna: existía la posibilidad de que el diablo se mostrara en la apariencia de su futuro novio. Era importante tomar un crucifijo o un cuchillo para ahuyentar a los espíritus malignos. A veces las chicas incluso se llevaban un gallo y si se asustaban lo pellizcaban, forzando a que diera un grito estridente que alejaba al diablo.

Cuando robar no es un crimen

El festival dedicado a la Navidad en Nóvgorod Veliki suele celebrarse cerca del Museo de Arquitectura de Madera de Vitoslavlitsi. Nóvgorod. Rusia.

Los jóvenes a menudo gastaban bromas a sus vecinos mientras volvían a casa después de estos encuentros que solían terminar después de medianoche.

Se escabullían en las isbas y tiraban barriles con masa o agua; untaban a los transeúntes con hollín; despertaban a la gente golpeando en sus puertas; untaban estiércol en las cabezas de la gente mientras miraban por la ventana; robaban cosas; la lista continúa y es que eran muchas las “bromas”.

A veces salían caras y es que podían bloquear las chimeneas con basura y remolcaban carros o trineos desde lugares alejados. Los adultos generalmente entendían que quienes gastaban las bromas eran jóvenes.

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