“No es una broma. Se trata de un proyecto ambiental serio destinado a mejorar la calidad del aire en Cheliábinsk”, afirman desde el consejo de la organización Shari nadiezhdi (Bolas de esperanza).
La nieve negra es un fenómeno bien conocido en algunas regiones de Rusia, especialmente en aquellas con fábricas. Los activistas planean utilizar parte de las ganancias de las ventas de estos globos para instalar sensores adicionales de monitoreo de aire en la ciudad.
Para contribuir a esta noble causa, basta con comprar un globo navideño (cada uno de ellos cuesta 1.500 rublos, o unos 24 dólares).
Los activistas también están recaudando fondos para enviar las bolas de nieve “negras” al presidente Vladímir Putin y a los jefes del Gobierno y de las agencias ambientales de Rusia.
La organización también vende globos con nieve blanca, para simbolizar la esperanza que ponen en el futuro de su ciudad.
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