Con una altura de 20 metros, la obra es de hecho un homenaje a todas las personas que trabajaron para construir esta estructura faraónica, 15.000 ingenieros de todo el país.
Cabe destacar que a su lado se encuentra también el perro Tsigán, que a partir de 2018 “asistió” a Móstik (cuyo nombre significa “pequeño puente” en ruso) en su función de “supervisor” del progreso de la construcción.
Cabe recordar que este gato rojizo se convirtió en todo un símbolo después de haber sido encontrado en la zona por unos trabajadores, que lo tomaron bajo su protección. Esta conmovedora bola de pelo pronto se convirtió en una estrella en Instagram, donde ahora tiene unos 51.000 suscriptores.
Un bonito guiño artístico, por tanto, a menos de tres semanas de la inauguración de la línea ferroviaria que discurre por este puente de 19 kilómetros, abierto al tráfico rodado desde mayo de 2018.