“Era una chica impresionante. Me agregó como amiga en Facebook y fue entonces cuando supe que era de Gran Bretaña. Me interesó y empezamos a charlar en inglés todos los días”, dice Dmitri, gerente de relaciones públicas de Moscú, que se convirtió en víctima del porno venganza en 2016.
En algún momento la chica le propuso hablar por Skype: “Entonces empezó el verdadero espectáculo. Comenzó a desvestirse, a coquetear, a meterse la mano en la ropa interior y a pedirme lo mismo. Obedecí alegremente. Hice lo que cualquier hombre sueña: tener sexo por webcam con una extraña que me llamaba ‘sexy’”.
En algún momento el vídeo se paró y a Dmitri le mostraron fotos de él masturbándose con las siguientes instrucciones: no borrar a esta chica de Facebook, no quejarse y pagar 3.000 euros. Durante las negociaciones los estafadores enviaron a Dmitri los perfiles de sus amigos y familiares a quienes enviarían las fotos si no hacía lo que le pedían. Recibió instrucciones concretas sobre cómo transferir el dinero por Western Union, qué correo usar después de enviarles el dinero y a quién enviar un mensaje después de completar el procedimiento.
“Me daba mucha vergüenza pensar que alguien: mis compañeros de trabajo, amigos o simplemente conocidos, vieran mi pene”, recuerda Dmitri. Después de una noche de insomnio, decidió hablar públicamente.
Sorprendentemente, esta decisión transformó su derrota en una victoria. El post de Dmitri se volvió viral y tuvo miles de “Me gusta”, se escribieron más de 30 artículos sobre él en los medios, apareció en entrevistas de radio e incluso tuvo 12 ofertas de trabajo como gerente de relaciones públicas.
Aunque el caso de Dmitri acabó bien es solo uno de miles y lo cierto es que mucho terminan muy mal.
La pornografía de venganza es un concepto relativamente nuevo. Generalmente se refiere a la distribución de fotos o vídeos sexualmente explícitos sin el consentimiento de quien aparece, con el propósito de vengarse o extorsionar. Se trata de una forma de ciberacoso. Cada vez más países que lo castigan de manera penal. La pionera fue Nueva Zelanda en 2010, seguida de Australia, Israel, Gran Bretaña, Alemania y Canadá. Rusia todavía no cuenta con una legislación específica, pero existen los artículos 137 y 163 sobre la violación de la privacidad, el chantaje y la extorsión, respectivamente. Sin embargo, en la práctica, no siempre funcionan. Hay muchas razones para que no sean efectivas, entre las que destacan la vergüenza y la humillación que sufren las víctimas.
Ahora imagina que Dmitri es una mujer. ¿Crees que si hubiera actuado de la misma manera habría obtenido el mismo resultado, el mismo apoyo, las publicaciones en los medios de comunicación y las ofertas de trabajo? Es muy improbable, sobre todo debido al estigma en torno a la sexualidad femenina y la desnudez, así como por el miedo a que la tilden de prostituta. En el mundo el 90% de las víctimas de la pornografía de venganza son mujeres.
“Alrededor de 3.000 mujeres rusas de 600 ciudades del país y de la CEI han sido víctimas de chantajes pornográficos. Las engañaron y se ganaron su confianza y luego les pidieron dinero a cambio de no publicar sus fotos y vídeos íntimos”, dice el director de la Asociación de Usuarios Profesionales de Redes Sociales y Servicios de Mensajería (que se ocupa de las investigaciones y el apoyo a las víctimas), Vladímir Zhúkov.
En 2012, la web CheckYou logró un éxito instantáneo como un negocio que vende el acceso a las fotos y vídeos íntimos de mujeres subidos sin su permiso. 180.000 personas al mes visitan el sitio, según las estadísticas de SimilarWeb.
Ha sido bloqueado en numerosas ocasiones por el Servicio Federal de Supervisión de las Comunicaciones, pero es habitual que aparezcan páginas web similares. Según una investigación del Gobierno, fue creado por Serguéi Chernishov, habitante de San Petersburgo que trabaja en la “industria de la seducción”. Aunque su nombre se hizo público, nunca fue procesado.
El esquema de chantaje utilizado allí es el mismo que en el caso de Dmitri: el chantajista encuentra a una mujer cuyas fotos/vídeos han sido cargadas en la web, crea un espacio de confianza –lo que conduce a chats íntimos con cámaras web– y si la extorsión no da fruto, se encuentra a sí misma cargada en CheckYou.
María, una estudiante de 21 años, visitó ocasionalmente el grupo Lovers en VKontakte (la red social más popular de Rusia). Después de un tiempo fue contactada por un hombre que utilizó el esquema descrito. Pasó un año desde que terminó la relación online hasta que sus fotos aparecieron en CheckYou. “Ese día varios me escribieron, chantajeándome o insultándome, varios hombres, algunos de más de 50 años. Ni siquiera me di cuenta de lo que había pasado. Al mismo tiempo, otras personas me escribieron, mostrando fotos y vídeos y ofreciendo ayuda legal a cambio de dinero. Ambos eran estafadores, tal y como me di cuenta más tarde. Tenía miedo de ir a la policía, ya que tenía que mostrar mis fotos y vídeos íntimos y eso gustaría mucho a los agentes. ¡Es demasiado humillante para mí! Acabo de cambiar el número de teléfono, he borrado mis cuentas en redes sociales y mi cuenta de Skype”.
Una de las mayores fuentes de fotos íntimas hechas por exnovios se llama VK photo (vkphotofqgmmu63j.onion) y se encuentra en la DarkNet. Solo publica fotos de mujeres desnudas que fueron enviadas por privado a sus exparejas.
Se trata de un grupo más privado y cerrado. “No se puede buscar en Google, solo existe en la DarkNet. Los únicos que lo conocen son los usuarios activos”, dice Zhúkov. Sugiere que el grupo ha recibido recientemente un ataque DDoS por la queja de alguien, pero es probable que sea reabierto.
También existen grupos dedicados a la pornografía de venganza en Telegram, con fotos y vídeos llegan desde CheckYou y otras fuentes.
Anna, de 23 años, filóloga, vio las fotos desnudas que le envió a su exnovio en un grupo abierto de VKontakte, dedicado a avergonzar a las mujeres. En enero recibió un mensaje de una mujer desconocida (su página fue bloqueada más tarde) que decía: “He visto tus fotos desnuda, ¡eres una puta!”.
“Al hacer clic en el enlace vi el post con mis propias fotos. Aparezco desnuda en un lago, cubriéndome los pechos con las manos y riendo. Quería hacer algo especial para él, ¿por qué no? El texto que venía con las fotos era “abre este post y descubre lo que ha hecho esta muchacha”. El post tenía muchos ‘Me gusta’. Me entró un el pánico, no podía respirar, tenía un nudo en la garganta y lloraba sin control”, dice Anna.
Anna tuvo suerte, ya que la página fue bloqueada a raíz de las quejas de los usuarios media hora después de recibir el mensaje. Sin embargo, sigue temiendo por su privacidad y se preocupa de la información que ahora comparte a través de las redes sociales.
Aparte de las trampas descritas anteriormente, la forma más primitiva de obtener fotos íntimas es hackeando o robando una contraseña de una cuenta en redes sociales o de la nube. “Muchas de las mujeres que se enfrentan a este problema se sienten muy avergonzadas y sufren de depresión e incluso intentos de suicidio. Es un asunto muy serio y con las chicas que nos solicitaron ayuda intentamos iniciar un proceso penal, pero... nuestro sistema legislativo no es perfecto y es casi imposible obtener pruebas... Muchas mujeres son avergonzadas y humilladas por la policía, incluso cuando piden ayuda, así que la mejor es solicitar ayuda online, sin ir directamente a la policía”, concluye Zhúkov. La legislación contra la venganza pornográfica en Rusia todavía tiene un largo camino por recorrer.
¿Es Rusia un país más sexista que otros?
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