Era como si todo el talento de los tatuadores de Rusia se hubiera reunido en la 10ª Convención de Tatuajes de Moscú de este año, celebrada en el centro de exposiciones Sokólniki. Los aficionados pudieron ver modelos y participar en emocionantes talleres. Además de tatuadores rusos hubo artistas de todo el mundo, de España, Brasil, China, Reino Unido, México y Australia.
“Para llenar un brazo de dibujos y hacer un trabajo de calidad, se necesitan cuatro o cinco días de trabajo, de cinco a seis horas cada día”, comenta el tatuador Román Zakírov, que obtuvo el segundo puesto en la categoría Tatuaje Neotradicional.
Las piernas, la espalda y el pecho necesitan más sesiones. “Tú mismo puedes hacer las cuentas”. Para cubrir todo el cuerpo “normalmente se necesitan dos años”.
Los tatuajes no son baratos; un día de trabajo en la silla de un profesional costará al menos 30.000 rublos (unos 460 dólares).
En Rusia no hay un estilo que esté especialmente de moda, pero hay una marcada inclinación por los diseños en blanco y negro, señala Zakírov.
“Me especializo en tatuajes de color, pero a menudo me piden que replique mis propios diseños en blanco y negro”, añade. “Para ellos la variante en color resulta demasiado atrevida”.
Además, algunos hombres rusos consideran los diseños en color como algo más propio de la comunidad gay y por eso suelen optar por los diseños más “brutales” y clásicos.
Según Zakírov resulta especialmente difícil dibujar la cara. “Está plagada de capilares más cerca de la superficie, hay que trabajar con más cuidado, porque los pigmentos podrían filtrarse y hacer un lío”.
Uno de los estilos más difíciles es el conocido como blackwork, cuando se cubre completamente de negro un gran trozo de piel.
“Hay muy pocos artistas que pueden hacerlo bien. Estos tatuajes son más difíciles, ya que hay que tener en cuenta que cada pequeño punto de la piel necesita ser cubierto. De lo contrario, habrá brillantes manchas blancas sobre un fondo negro”.
Las áreas más propensas al dolor son el codo, las ingles y la rodilla. “Es obvio, ya que el organismo trabaja para proteger el sistema circulatorio y la piel allí es ligeramente diferente y hay muchas más terminaciones nerviosas. La sensación que se siente en esos lugares será diferente, eso es seguro”.
“El mayor error que puedes cometer es pensar que va a ser doloroso. En ese caso, quizá sea mejor quedarse en casa”, se ríe Zakírov.
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