Una mujer de 38 años de edad, descalza en la nieve y cubierta por una traje de baño deportivo. Detrás de ella hay un lago, la temperatura es de -15ºC. Está orgullosa de haber ganado un diploma por participar en una competición de natación de invierno, y alrededor de su cuello cuelgan tres medallas. Su nombre es Tatiana Kuvshínnikova. Pronto publicará esta foto junto al lago en la red social rusa VKontakte, y luego se enterará de que sus servicios en el trabajo ya no son requeridos. Kuvshínnikova es (o era) profesora de lengua y literatura rusa en una de las mejores escuelas de Barnaúl (3.580 km al este de Moscú). Nadar en invierno es uno de sus pasatiempos.
“Después de la jornada laboral, fui a la oficina del director. Me mostró la foto en su teléfono y me pidió que se la explicara. La madre de un niño, evidentemente molesta, había enviado la foto al teléfono del director con la pregunta: “¿Es así como se visten los profesores hoy en día?”, cuenta Tatiana. “Ni siquiera escucharon mi versión de la historia, pero me sugirieron que escribiera una carta de renuncia”.
Dos meses después, Tatiana renunció, alegando acoso en su lugar de trabajo. Poco después, maestras de todo el país comenzaron a publicar fotos de sí mismas en trajes de baño bajo el hashtag #учителятожелюди (#losprofesorestambiensonpersonas).
Además de enseñar, Kuvshínnikova es de hecho atleta y miembro oficial de la Federación de Entrenamiento en Exposición al Frío y Natación de Invierno de Altái. Como si esto fuera poco, también tiene un segundo título universitario en arte. En su página de VKontakte bajo “Lugar de trabajo” ahora figura: “Artista. Retratos fotográficos. Caricaturas”. Durante todo el año que Kuvshínnikova pasó en la escuela, su vida personal y la profesional chocaron sólo en dos ocasiones. De la segunda ya hemos hablado. La primera vez, recibió quejas por publicar una foto de sí misma con un vestido corto y tacones, rodeada por la nieve. Según Kuvshínnikova, la foto fue tomada después de otra competición de natación, esta vez en apoyo de la Universiada (Juegos Mundiales Estudiantiles), y se puso un vestido para “jugar sobre seguro”. Quién sabe, algunos podrían no tomarse muy bien una foto en traje de baño, supuso ella. Este pensamiento resultó ser profético.
“¡Sólo las prostitutas se visten así! Una profesora no tiene derecho a vestirse así, esto es una mancha en la reputación de la escuela” – con estas palabras Kuvshínnikova por primera vez fue “invitada” a abandonar la escuela. Fue apoyada por padres y estudiantes, que firmaron una petición al día siguiente para ayudarla, salvando así su trabajo. Sin embargo, a partir de ese momento, comenzó a recibir visitas regulares de los jefes durante sus clases, y algunos colegas dejaron de hablar con ella.
Poco después de su partida, Tatiana se convirtió en un fenómeno mediático. La mayoría de los medios nacionales dieron cuenta de la historia, e Instagram inició un grupo de apoyo. “Los profesores tenemos derecho a la privacidad. A usar trajes de baño, piercings, tatuajes. A los hobbies y los pasatiempos. A, Dios nos perdone, tener sexo” – este y otros mensajes similares bajo fotos de profesores en traje de baño pronto estaban haciendo ruido en las redes sociales.
“Soy una profesora cualificada. Planeo hacerme un tatuaje, fumar narguile y escuchar rock... Incluso contraté un striptease para el 30 cumpleaños de mi marido. ¿Eso me hace mala en mi trabajo? ¿También tenemos que dar una ‘imagen profesional’ en nuestras vidas privadas?”.
“A los profesores también les gusta relajarse”.
No es el primer escándalo relacionado con la fotografía que afecta a la profesión docente. En junio de 2018, Victoria Popova, profesora de historia de la región de Omsk, también fue despedida por una foto en traje de baño: trabajaba en su tiempo libre como modelo de talla grande y fue fotografiada enfundada en un traje de baño retro para anunciar una tienda local. “El comportamiento de Victoria Popova (…) ha dañado la imagen de la escuela y, sobre todo, el distinguido estatus de empleado pedagógico”, declaró pomposamente en su momento la institución administrativa de la ciudad. Popova también contó con el apoyo de otros profesores, que organizaron un flashmob en trajes de baño. El debate creado en redes sociales ayudó a salvar su empleo.
En cuanto a Kuvshínnikova, la escuela y el comité local de educación niegan haber presionado a la profesora: “Al contrario, los directores de la escuela trataron de convencerla de que se quedara”. La alcaldía describió la situación como “un error” y le ofreció de nuevo a Kuvshínnikova su puesto de trabajo, pero ella lo rechazó. En cambio, aceptó una oferta del ministro de educación local, y ahora dirige cursos de “higiene digital” en un centro de desarrollo profesional, instruyendo a los profesores sobre cómo gestionar redes sociales, mientras lleva un blog sobre vida saludable.
Pincha aquí para saber más sobre el tema de los desnudos de protesta de profesoras rusas.
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