Al final de la declaración conjunta de ambos presidentes, Mauricio Macri dijo que espera volver tres veces más a Rusia a lo largo de este año para asistir a los partidos de la selección argentina. Añadió que vendría con su hija Antonia, que tiene seis años y “habla todos los días del Mundial de Rusia”. Macri subrayó que asistiría a los primeros dos partidos de la selección argentina y después espera presenciar la final: “Esperemos que se gane esta final y tengamos más suerte que la que tuvimos en Brasil. Lo importante es competir, competir bien, y Dios y Messi dirán si podemos ganar el Mundial”, subrayó el mandatario argentino.
Vladímir Putin sonrió cuando Macri mencionó a su hija, al parecer, impaciente por ir al Mundial de Rusia, sin embargo, cuando el presidente argentino bromeó sobre las posibilidades de ganar la Copa, Putin se mostró indiferente.
Los medios argentinos inmediatamente se han hecho eco de este “desencuentro” y se han acordado de un caso que ocurrió en septiembre de 2016 durante un breve encuentro de Putin con Macri en el marco del G20 en China. Según el diario La Nacion, Macri intentó romper el hielo con Putin gastándole una broma sobre el fútbol. Las fuentes del diario argentino afirman que Macri dijo que Argentina daría el campanazo en el Mundial de fútbol que Rusia organizará en 2018. Según este medio, Putin reaccionó preguntándole a su traductor si “lo estaba cargando”.
Este incidente desató una serie de chistes y comentarios en redes sociales que confirmaban el hecho de que Mauricio Macri no consigue hacer reír a Vladímir Putin con sus bromas. Y, al parecer, en Moscú tampoco salió con la suya.
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