“¡Ayudemos juntos! Lo que cada uno pueda hacer. Mejor rezando. No puedo quedarme indiferente, ya que concierne al hombre que amaba y amo. Si estás conmigo, ayuda a Suleimán”. Esta apasionada súplica la hizo la exbailarina de ballet Anastasia Volochkova. Confesó públicamente que mantenía una relación con Suleimán Kerímov, la vigésimo primera persona más rica de Rusia, que fue arrestado en Francia el pasado 20 de noviembre.
El millonario y senador ruso fue detenido tras llegar a Niza y pasó dos días respondiendo a preguntas de la policía. Los fiscales le acusan de evadir decenas de millones de euros en impuestos por la compra, a través de intermediarios, de propiedades de lujo en la Costa Azul.
Kerímov ya tuvo un incidente desafortunado en esta zona de Francia en 2006. Estrelló su Ferrari mientras conducía a toda velocidad por Niza, lo que le produjo varias quemaduras de gravedad. Se cree que iba en el vehículo con la presentadora de televisión Tina Kandelaki.
Francia parece un lugar poco amigable, por lo menos para algunos oligarcas rusos. Diez años antes del arresto de Kerímov fue detenido otro magnate ruso, el millonario Mijaíl Prójorov.
Lo arrestaron en los Alpes franceses, en el exclusivo complejo de ski de Courchevel. Detuvieron a 25 personas en total, incluyendo las 16 jóvenes que acompañaban al millonario. La policía acusó al oligarca ruso de dirigir una red de prostitución en Europa occidental. Tal y como informó el diario Kommersant, los oficiales encontraron 200 preservativos en el equipaje de una de las mujeres. La policía sospechaba que estaba relacionado con una red de prostitución de clase alta.
Prójorov pasó cuatro días en la comisaría de Lyon antes de salir libre de cargos. Dos años después se cerró el caso por falta de pruebas.
A la hora de pensar en las posibles razones del arresto del magnate, los medios rusos sugirieron que era un toque de atención de las autoridades francesas a los nuevos ricos rusos. Al parecer a partir de entonces fueron más modestos en su estancia en Francia. Las fiestas de Prójorov en Courchevel estaban consideradas las más escandalosas. Sin embargo, para 2011 todo parecía perdonado y el oligarca recibió la Legión de Honor, el premio más alto que entregan en Francia.
Evgueni Adámov no era un millonario, al menos oficialmente. Era un científico nuclear y director del Ministerio de Energía Nuclear de Rusia entre 1998 y 2001. Posteriormente trabajó como asesor para el primer ministro. En 2005 fue arrestado en Suiza tras una petición de la autoridades de EE UU.
En Rusia su detención estuvo en todas las portadas y se consideró potencialmente peligrosa para la seguridad nacional. Adámov, en tanto que ministro, tenía acceso a información sensible y las autoridades rusas comenzaron una larga batalla judicial contra su extradición.
Los estadounidenses acusaban a Adámov de apropiarse indebidamente de 9 millones de dólares que Washington había entregado a Moscú para mejorar la seguridad de las instalaciones nucleares en Rusia. En el país eslavo también se abrió una investigación criminal. De modo que las autoridades suizas recibieron dos órdenes de extradición: una de EE UU y otra de Rusia. Los helvéticos dudaron. En un primer momento un tribunal decidió extraditarlo a EE UU pero posteriormente la decisión fue revocada y Adámov volvió a Rusia.
Si alguien había pensado que la investigación en Rusia era solamente un pretexto para no entregar al exministro a los EE UU, no fue así. Por lo menos así lo pareció en febrero de 2008, cuando Adámov fue acusado de abuso de poder y fraude y fue sentenciado a cinco años y medio de prisión. Aunque dos meses después ganó la apelación y se anuló la sentencia.
Hasta el momento Borodín es el ruso de mayor rango detenido en Occidente. Cuando fue detenido en EE UU en 2001 era el secretario de Estado de la Unión de Rusia y Bielorrusia. En los años 90 había estado cerca del presidente Borís Yeltsin, cuando fue director del Departamento de Gestión de la Propiedad Presidencial. Dio empleo a Vladímir Putin, que tuvo en su oficina el primer trabajo en Moscú, cuando este se mudó de San Petersburgo en 1995. Putin fue su vicepresidente hasta marzo de 1996. Por esa razón en ocasiones se ha llamado a Borodín el “padrino político” de Putin.
Su arresto en Nueva York estuvo vinculado con su trabajo en el Kremlin, donde supervisaba la renovación de la residencia presidencial que realizaban compañías suizas. Las autoridades del país helvético acusaron al ruso de blanqueo de dinero. Borodín fue extraditado a Suiza y condenado. Sin embargo solo se le obligó a pagar una multa del 300.000 francos suizos (unos 304.000 dólares), que no era mucho en comparación por los 30 millones de dólares que supuestamente pagó durante el proceso de renovación del Kremlin. Borodín nunca admitió la culpa e insistió que las acusaciones suizas estaban conectadas con una lucha de poder interna en Rusia.
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