Al tratar de hablar ruso te sientes como si anduvieras a tientas por una habitación llena de gente que has conocido antes pero no recuerdas bien sus nombres. Vivo con el miedo perpetuo de que me den una máquina del tiempo activada por voz y me digan que tengo que ir hasta 1953 y salvar el mundo. Pero con mi pronunciación estoy convencido de que me encontraría a mí mismo 21 años, o 223 años, o 347 años sin poder hacerlo bien y que, el mundo seguramente ardería.
En otras palabras, el ruso es difícil, de hecho, muchos lo consideran uno de los idiomas más difíciles de aprender en el mundo.
Encontrar una motivación
Le pregunté a Alexánder, un lingüista de San Petersburgo, por qué sentía que el ruso era tan difícil y su primera respuesta fue:
“La primera dificultad es esta: uno apenas encuentra una motivación adecuada para aprender ruso. ¿Por qué? Dostoievski y Tolstói tienen muchas traducciones, de modo que incluso puedes ajustar la calidad [escoger el nivel adecuado para ti]. ¿Series? [Se ríe a carcajadas]. ¿Poesía? De acuerdo, siempre es una razón, pero algo me dice que la poesía rusa ya no es de gran interés para los extranjeros. ¿Educación? No. Podemos seguir y seguir, pero está claro, el ruso es de lo más difícil, porque probablemente no encuentras una razón clara para explicar por qué lo necesitas”.
Lo que dice tiene sentido. Sin embargo, descubrí que Rusia es una cultura de gran imaginación y con un alma muy profunda. También es una potencia mundial y está muy implicada en la escena política internacional.
“Bueno, entonces tal vez quieras hablar con mujeres rusas”, me dijo Alexánder. “Primero vas a tener que lidiar con el cirílico”.
El cirílico
Lo que hace que el alfabeto cirílico sea tan frustrante es que muchas de las letras nos son familiares: una “M” es una “M”, una “A” es una “A” y así sucesivamente. Suena bastante bien hasta que llegas a la “P”, que es en realidad una “R” y la “B” que es en una “V”. Entonces vas y tiras el libro de texto por la ventana.
Al aprender el cirílico te sientes como si estuvieras en una realidad alternativa donde algunos de tus amigos y familiares se han convertido en enemigos y tratas de mantenerte vivo desesperadamente, sin saber en quién confiar. Pero digamos que lo logras y has deshecho el ovillo. Conoces la diferencia entre Ь y Ъ, e incluso has aprendido a pronunciar ы sin avergonzarte.
Entonces llega el turno de los géneros.
Género
Hablé con una profesora rusa que tuvo la amabilidad de preguntar a sus estudiantes extranjeros qué es lo que les resultaba más difícil. El tema que salió inmediatamente fue el del género gramatical. Me comentó lo siguiente:
“En ruso hay tres géneros. Los dos primeros no son tan difíciles, en lo que respecta a los sustantivos es muy similar a lo que podemos encontrar en muchas lenguas románicas. Sin embargo, el tercero, el neutro, es más problemático. Muchos de mis estudiantes preguntan por qué tenemos un tercer género, ¿cuál es el punto? Y más aún, el género no se limita a los sustantivos sino que también es importante para los adjetivos y los verbos. Esto significa que si estás hablando como hombre o mujer, con un hombre o una mujer, o sobre un objeto que pertenece a un hombre o una mujer, el sufijo cambia. Esto se vuelve aún más complejo con la introducción de los casos”.
Casos de los sustantivos
El ruso tiene siete casos. Cada uno indica la función que desempeña un sustantivo en una oración. Los casos se muestran en forma de sufijos, que también están vinculados a los adjetivos y al género. Esto significa que en cualquier momento dado necesitarás hacer malabarismos con el sufijo de un sustantivo en base al género y su función. Luego el adjetivo tiene que concordar en género, caso y número con el sustantivo. Si eso no te confunde, te damos la enhorabuena, ya has dado el primer paso para aprender ruso. Mi tutora, Tatiana, pasa mucho tiempo para que me centre en estos sufijos. Me suele decir:
“La mayoría de los extranjeros no usan los casos correctamente. Y la mayoría de los rusos les pueden entender a través del contexto, pero les suenan como idiotas. Que no parezcas un idiota, ¡estudia!”.
Si puedes dominar estos obstáculos del principio, vas por el buen camino para dominar el ruso. A medida que te adentras encontrarás más cosas en el laberinto, descubrirás que lo que antes era frustrante ahora es divertido. En lugar de maldecir cuando descubres que el orden de las palabras no significa nada, acabas jugando con ellas. En lugar de mirar al vacío profundo de tu propio fracaso mientras aprendes el perfectivo y el imperfectivo, puedes mirar continuamente al vacío de tu fracaso y hablar sobre cómo has dejado de mirarlo.
El ruso es muy difícil y, al mismo tiempo, muy gratificante. Puedes hablar de las cosas de nuevas maneras y, si te divierten las palabrotas, el ruso te va a encantar. Así que, comencemos con la palabra ‘Hola’ Zdravstvui (Здравствуй).
Si quieres pronunciarlo bien tendrás que decir tres vocales seguidas rápidamente, luego sacrificar una cabra y esperar que tu alma valga por dos.
No todo son malas noticias, aquí te proponemos cinco maneras de aprender ruso de manera fácil.