El combate de los científicos rusos contra la contaminación radioactiva e industrial

Fuente: AFP / East News

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Los científicos rusos están desarrollando una nueva tecnología que permitiría reprocesar el combustible nuclear usado para darle forma sólida. Según informaciones oficiales, unas 20.000 toneladas de estos desechos se han acumulado en Rusia hasta la fecha.

A finales de octubre, científicos de la Universidad Politécnica de Tomsk anunciaron que estaban trabajando en una nueva tecnología que solidificaría los residuos de combustible nuclear. En su opinión, es mucho más seguro almacenar desechos en forma sólida, ya que previene las fugas radioactivas.

En Rusia, la mayor parte de estos materiales se disuelven en ácido y se licúan. Después, la basura de nivel contaminante bajo (y medio) se bombea bajo tierra o se vierte en estanques al aire libre en vertederos especiales o plantas nucleares. Los vertederos más famosos son los de Tomsk-7, Krasnoyarsk-26, Dmitrovgrad y la empresa Mayak, en la Siberia Occidental.

Según la información proporcionada por Rosatom, organismo regulador de las centrales nucleares rusas, Rusia ya ha acumulado unas 20.000 toneladas de su propio combustible nuclear usado. Esta estadística no incluye la basura nuclear que Rusia recibe para su almacenaje procedente de la UE y los EE UU. En Rusia también se encuentran unos 400 millones de metros cúbicos de basura radioactiva, un 90 % de la cual está en forma líquida.

“Estamos desarrollando una tecnología especial y una mezcla exotérmica. Cuando se utilizan en combinación, no hay necesidad de mantener una alta temperatura de combustión en el sistema”, dice el subdirector del Instituto de Física y Tecnología de la Universidad Politécnica de Tomsk.

“Estos elementos se mezclan en las proporciones adecuadas con la basura radioactiva en estado sólido, lo que proporciona el calor necesario para la reacción”, añade el experto. Después se coloca esta mezcla en un contenedor especial y se incinera. El resultado es el deseado material sólido, con una estructura porosa. Los científicos de Tomsk afirman que su tecnología será mucho más barata que la existente.

Basura industrial tóxica

El combustible nuclear usado no es el único problema grave al que se enfrenta Rusia. Según los especialistas, el país también tiene que lidiar con la basura tóxica emitida por industrias.

La tecnología para el procesado de este tipo de residuos deja mucho que desear. “Todo está muy claro con la basura nuclear: es peligrosa, de primer nivel (el más alto), y el Gobierno controla la situación”, declaró a RBTH Vladímir Mariev, director de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (UNIDO) y experto en manejo de residuos.

“Las complicaciones surgen, principalmente, con la basura industrial. En este caso, se utilizan principalmente métodos de reprocesamiento térmico, a menudo sin observar las medidas de seguridad necesarias”, añadió.

El observatorio de derechos de los consumidores Rospotrebnadzor publicó que 2.000 millones de basura industrial tóxica se almacenan en Rusia. De esas, unas 10.000 son residuos aceitosos. “Si se sumase el área de todos los vertederos de Rusia, tendríamos un territorio del tamaño de Luxemburgo, y sigue en expansión”, dijo Liudmila Perepechko, que dirige el Departamento de Innovación y Actividad Económica Aplicada en el Instituto de Termofísica de la sede siberiana de la Academia de Ciencias de Rusia.

La mayor parte de la basura tóxica de las industrias rusas se almacena en el distrito federal del Volga, que contiene una media de 400 toneladas de residuos por km2. También hay altos niveles de contaminación por residuos tóxicos en el distrito federal sur (267 toneladas por km2) y el distrito federal centro (unas 211 toneladas).

¿Por qué verterlo todo en un pozo?

La situación del vertedero más grande de Rusia, Krasni Bor, está volviéndose peligrosa. El vertedero suspendió sus operaciones en enero de 2014 porque expiró su licencia para procesar basura peligrosa de nivel uno a cuatro. Como resultado, miles de toneladas de desperdicios se han ido apilando en el lugar. Krasni Bor está a solo 30 kms de San Petersburgo y a solo 2-3 kms de varias ciudades de la región de Leningrado. El lugar se eligió porque aloja acuíferos estancos en tierra arcillosa de la época cámbrica.

“Los científicos soviéticos creían que la región elegida para el vertedero era completamente segura, con esas capas tan gruesas de arcilla cámbrica. Solo tras muchos años se hizo obvio que la arcilla no es homogénea y que las basuras tóxicas se filtran”, explica el director de la división septentrional del Partenariado Medioambiental, Jaakko Henttonen. Con lluvias intensas, las toxinas químicas drenan hasta el canal y desde allí fluyen hasta los ríos Izhora y Neva, en cuyas orillas está San Petersburgo.

La mayor parte de los materiales en Krasni Bor son sedimentos residuales aceitosos. Según los especialistas, estas substancias se pueden utilizar en las fábricas de cemento como combustible alternativo.

“Ahora mismo estamos buscando equipamiento en el extranjero. Gradualmente, empezaremos a desarrollar el proceso. ¿Por qué tenemos que verter todo en un pozo de Krasni Bor o quemarlo, cuando podemos reutilizarlo?”, se pregunta Nikolái Kolichev, jefe del subcomité de residuos y conservación de recursos de la Asociación Petersburguesa de Industriales y Empresarios.

Mariev declaró a RBTH que mucha de la investigación en tecnologías biológicas y químicas en Rusia se encamina al reciclaje de basura industrial. “Existe la idea de utilizar larvas y bacterias para reprocesar basura industrial. Sin embargo, esa investigación requiere tiempo y dinero”.

Recientemente, el Instituto de Termofísica de la sede siberiana de la Academia de Ciencias de Rusia propuso que se reparasen los terrenos dañados utilizando ácido húmico (procedente del humus o materia orgánica del suelo). Hay moléculas especiales de carbono en la tierra, la turba y el lignito; el Instituto ha descubierto formas de modificar su estructura y convertirlas en absorbentes de metales pesados y aceite.

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