Alexander Tsekalo.
Servicio de prensaEl invierno pasado, la empresa Netflix compró cinco series rusas con el objetivo de emitirlas en su plataforma online. Todas ellas están realizadas por la compañía Sredá: Metod, Saranchá, Fartsá, Territoria y Sparta. Se trata de la segunda colaboración entre ambas compañías, ya que anteriormente Netflix compró la serie Major. Actualmente, ningún otro productor ruso de series puede presumir de un éxito internacional como este.
Su acuerdo con Netflix ha tenido dos etapas. ¿Significa que prefirieron observar primero la reacción de los espectadores a la serie Major y solo después de eso decidieron que era necesario comprar otras series de Sredá?
No, no es exactamente así. Major simplemente estaba en el contrato de nuestro distribuidor internacional, que propuso a la compañía Netflix comprar esta serie. Este distribuidor no trabajaba con el resto de nuestras series. Después del acuerdo sobre la serie Major, decidimos probar a trabajar con Netflix sin intermediarios. Fue así como les vendimos otras tres series.
Trailer de la serie 'Major'. Fuente: YouTube/RBTH
Sin embargo, al final se decidió que, en lo sucesivo, trabajaríamos a través de un distribuidor. Esto no tiene nada que ver con el dinero, sino que es una cuestión de comodidad internacional.
La figura del distribuidor representante está muy desarrollada en el extranjero, no como en nuestro país. En Rusia, el papel de los representantes se limita a la intermediación, pero en occidente todo es mucho más complejo, allí el trabajo con los representantes es parte del ritual. No obstante, también seguimos hablando con Netflix directamente, ya que en nuestros planes no solo entra la venta de contenido, sino también otros tipos de colaboración.
También se dedica a la venta de formatos televisivos y en otros países hacen remakes a partir de su idea. ¿Esto es más rentable que la venta de contenido?
La venta de formatos sigue siendo más rentable desde el punto de vista económico. El formato es más caro que el material preparado. Sredá no solo vende series al extranjero. Pronto se filmará el episodio piloto del remake estadounidense de Major. Se trata de una historia paralela, sin ninguna relación con el acuerdo con Netflix.
Pero también está la venta de formatos para la coproducción, que ahora está en su momento álgido.
Alexander Tsekalo. Fuente: Servicio de prensa
¿Tiene planes de hacer proyectos dirigidos al público internacional?
Sí, especialmente después del último mercado televisivo en Cannes, construido casi en su totalidad en torno a la coproducción. Allí conocimos a varios show runners de series occidentales, y ahora podemos probar a atraerlos para que trabajen con nosotros. Es un tema serio, ya que el show runner es la persona más importante en la producción de series. Y si tienes trabajando para ti a uno reconocido con varios proyectos de éxito a sus espaldas, te hace la vida mucho más fácil.
Tenemos paquetes de ideas que ofrecemos a diversos show runners extranjeros en función de sus trabajos anteriores. Si están interesados, y si resulta que en sus complicadas agendas encuentran un hueco y estamos dispuestos a esperar hasta ese momento, entonces todo saldrá adelante. Pero, en cualquier caso, no vamos a detenernos.
¿Por qué Netflix se fijó precisamente en las producciones de su compañía?
Tengo y no tengo respuesta a esa pregunta. A principios de la década pasada me dedicaba a cantar y bailar [Tsekalo era miembro del dúo de cabaret Akademia]. No podía siquiera imaginar que acabaría haciendo series. Pero si hay algo que te gusta mucho, y tienes algo de inteligencia y de buen gusto, se pueden conseguir muchas cosas.
En la industria televisiva rusa ya se habían filmado gran cantidad de series malas. Los espectadores encontraron una alternativa: ver series occidentales en internet en grandes cantidades. Apareció la posibilidad de comparar. La gente empezó a seleccionar. Ahora no hay series de mala calidad en Occidente. Hay series malas, aburridas, hay series que fracasan, pero de todos modos están hechas con buena calidad.
Cuando el espectador se acostumbra a un determinado nivel de calidad, lo único que puedes hacer es ofrecerle algo con lo que esté conforme. No entraba en mis planes trabajar con productos hechos de forma chapucera.
Trailer de la serie 'Saranchá'. Fuente: YouTube/RBTH
Sredá es una compañía muy joven. Debutamos en 2011 con La cara oculta de la Luna (remake de la serie británica Life on Mars); esa fue nuestra primera serie. Desde entonces han pasado seis años, en los que hemos realizado en seis series. No es mucho, pero todas ellas se han vendido en el extranjero. También hay acuerdos sobre nuestras próximas series.
Hay que entender que el mundo no se limita a Netflix. También colaboramos con otras compañías. Pero Netflix son atrevidos, es interesante trabajar con ellos. Obviamente, en comparación con ellos somos una compañía pequeña, pero, igual que ellos, tenemos grandes ambiciones.
Tras la venta exitosa de las series, ¿comprende mejor los criterios usados por Netflix a la hora de seleccionar proyectos extranjeros para su compra?
Creo que la mejor respuesta a esa pregunta es la siguiente historia. Una vez tuve una reunión con un representante de Netflix. Hacia el final de la reunión me preguntó: “¿Qué más tenéis?”. Yo ya le había hablado de todos los proyectos, pero aún no le había dicho nada sobre Fartsá. Pero pensé: no, será demasiado complicado de entender para él. Si le explico que en esta serie, ambientada en la URSS de los años 60, los protagonistas compran dólares a los extranjeros por un precio y los venden por otro precio distinto, que con este dinero compran artículos de contrabando que luego vuelven a vender y que con los rublos obtenidos vuelven a comprar dólares a los extranjeros. En definitiva, que todo ese sitema se llamaba “fartsovka” y estaba prohibido por las autoridades.
Empecé a explicárselo empezando por otro lado. Le dije que Fartsá era la historia de cuatro amigos. Cada uno de ellos quería llegar a ser alguien en la vida, pero no pudo conseguirlo porque en determinado momento tuvo que cometer un delito para ayudar a un amigo. Luego le hablé de estos delitos.Se le abrieron los ojos como platos, evidentemente. Me dijo: “Envíamelo”. Se lo enviamos, y después nos dijeron: “Lo compramos”. Me sorprendí mucho. Pero unos meses más tarde vi la serie Get Down, que hizo Baz Luhrmann para Netflix. Y entonces lo entendí todo. En esencia, Get Down es la versión norteamericana de Fartsá.
Pero nadie puede predecir con exactitud qué cosas tendrán éxito a nivel internacional y cuáles solo serán populares en su país de producción. Como ve, a veces también se venden cosas que parecen totalmente inadaptables.
En general, ¿cómo valora el potencial de las series rusas desde el punto de vista del aumento de su popularidad internacional?
Hace un par de años, intervine en una presentación de proyectos (“pitching”) en Los Ángeles y expliqué una idea que me ronda la cabeza a los productores norteamericanos. Hace un tiempo hubo una ola de popularidad mundial de series escandinavas, que aún continúa. Luego hubo una ola de series israelíes, que también sigue. Lo mismo está a punto de ocurrir en Rusia y yo estoy creando esa ola. Ahora estoy más convencido de ello que nunca, porque, tras el éxito de Sredá, el resto de productoras seguirán su camino. Y es que los buenos ejemplos son contagiosos.
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