Fuente: Kinopoisk.ru
En diciembre del 2013 viajaron a Rusia dos grupos de ejecutivos y técnicos del canal 22 de de México —señal pública que depende del Estado— para grabar diversos programas temáticos sobre la cultura, la historia y la vida cotidiana de los rusos.
Estas grabaciones enriquecieron las transmisiones de los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi, que el canal mexicano llevó a cabo en exclusiva. Sin embargo, más allá de eso, durante su estancia en Moscú y San Petersburgo, los representantes mexicanos también lograron adquirir dos series de la televisión rusa para exhibirlas en México: Vida y Destino y Dostoievski.
Durante la presentación de las dos nuevas emisiones en la Ciudad de México, Ana Cruz, entonces subdirectora general de Producción y Programación del canal 22, explicó que se trataba de dos superproducciones rusas de gran calidad.
“En ese momento, justo se presentaba la coyuntura de los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi y tuvimos un acercamiento con televisoras rusas. Gracias a este acercamiento, nos ofrecieron dos grandes producciones: Vida y destino y la otra ´La vida de Dostoievski”. Señaló que con este tipo de series se busca “diversificar contenidos y ofrecerle al público la posibilidad de un material rico, interesante, ameno, con valores de producción y que sea para el televidente algo diferente a lo que se encuentra”.
“Vida y Destino” está integrada por 12 capítulos en los que se critica el estalinismo y se cuestiona el régimen de vida de los ciudadanos soviéticos bajo el sistema comunista. Dostoievski, compuesta por ocho capítulos, muestra la intensa vida del gran escritor ruso a partir del momento en que se le condenó a ser fusilado.
Pasaron varios meses mientras se firmaban los contratos y llegaban los materiales, y después otros tantos para subtitular ambas producciones. Finalmente Vida y Destino comenzó a pasar semanalmente a partir del mes de junio en la pantalla del canal mexicano.
Basada en la novela de Vasili Grossman (1905-1964) — cuenta el sufrimiento humano durante la batalla de Stalingrado y el régimen estalinista—, esta miniserie no tuvo el impacto suficiente entre el público de este canal de corte cultural. Quizá por el lento y sostenido ritmo de la realización, o quizá por el idioma ruso, que para el mexicano sigue siendo algo sumamente ajeno.
Pero creo que una causa fundamental es el poco conocimiento que hay en México de la forma de ser de lo ruso y en este caso de lo soviético. El público mexicano se encuentra malacostumbrado al cine norteamericano, actividad que considera al cine como entretenimiento y no como arte, filosofía y sicología del alma humana y es es todo lo contrario a la esencia de la cinematografía y cultura rusas.
A mí la serie me gustó bastante, pero entiendo que la aparente parsimonia con la que se desarrolla refleja un pathos difícil de entender y digerir para un espectador acostumbrado al ritmo desenfrenado y superficial de la mayoría del cine hollywoodense (hay que admitir que en ocasiones y de repente, surgen en la cinematografía norteamericana películas sorprendentes por su temática y profundidad. ¿Será que esos filmes se asemejan a los rusos?).
En contraste con lo anterior, la miniserie Dostoievski ha tenido una buena acogida entre los televidentes mexicanos. Si bien el canal 22 es un proyecto sin fines comerciales y, por tanto, su audiencia es limitada, la emisión ha sido muy bien aceptada. Ello, no cabe duda, responde a la popularidad de las obras literarias de Dostoievski.
Sin embargo, importa también la espléndida realización del director Vladimir Khotinienko. Destacan la impecable dirección de arte, el vestuario y las locaciones. Más aún, son magníficas las actuaciones de los intérpretes, en especial la de Evgueni Mirónov, quien personifica a Fiódor Mijáilovich. Aquí me atrevo a hacer una pequeña observación en el sentido de que Dostoievski es presentado como un hombre ligeramente amanerado cuando yo siempre lo he imaginado como un individuo hosco y eternamente desesperado. Pero bueno, esa es mi apreciación personal…
En fin, más allá de las críticas, creo que las dos miniseries pueden cautivar a cualquiera. ¡Ojalá que este tipo de intercambio cinematográfico continúe por el bien de ambos países!
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