Goodbye, Lenin: las formas más locas de huir de la URSS

Alena Repkina
Intentos de suicidio, secuestros y saltos desde un barco. Hubo gente dispuesta a poner en riesgo su vida para escapar de la Unión Soviética.

1. La camarera que se intoxicó

Ilustración: Alena RepkinaIlustración: Alena Repkina

El 10 de abril de 1970 la guardia costera de Nueva York recibió señal de socorro de un barco pesquero soviético. A bordo iba una camarera de 25 años con una fuerte intoxicación.

En realidad, la letona Dayna Palena tomó una enorme dosis de somnífero a propósito, pensando que así podría conseguir quedarse en EE UU. Dayna pasó diez días en el hospital bajo control de los médicos estadounidenses y los empleados de la embajada soviética en EE UU.

Cuando estos últimos intentaron trasladar a la joven a un hospital ruso, ella solicitó asilo político. La camarera afirmó que “en Letonia los servicios secretos vigilan a los niños para que el gobierno sepa en qué piensan”. Además, señaló que la gente no puede manifestarse y expresar su opinión si ésta contradice a la ideología oficial.

Cómo terminó: Muchos ponían en duda la motivación de Dayna, pero el hecho de que la joven estuviera dispuesta a jugarse la vida impresionó a los estadounidenses. 18 días después de la intoxicación Dayna Palena recibió asilo. La joven consiguió trabajo en un supermercado de Nueva Jersey.

2. Primer secuestro de un avión soviético

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El 15 de octubre de 1970 el lituano Pranás Brazincas y su hijo de 15 años, Alguirdas, secuestraron un avión An-24 que salió de Batumi rumbo a Sujumi, ambas localidades de Georgia. Los terroristas subieron a bordo las armas y una granada de mano.

Tras despegar, ordenaron a la azafata entregar a los pilotos una nota firmada por “General Krylov”. La joven dio señal de alarma y fue abatida, los demás miembros de la tripulación quedaron heridos. El segundo piloto se vio obligado a desviar el avión hacia Turquía, donde los terroristas se entregaron pacíficamente a las autoridades del país, y estos decidieron no extraditarlos a la URSS. Brazincas padre afirmó que llegó a dar este paso desesperado por miedo a las represalias.

Cómo terminó: Las denuncias de Brazincas llamaron la atención de los políticos occidentales, por eso tan solo fue condenado a ocho años de prisión y su hijo, a dos. Un par de años después Pranás fue liberado gracias a una amnistía y en 1976 la familia se mudó a California. El padre y el hijo adoptaron los nombre nuevos: Frank y Albert White.

El hijo se adaptó a su nueva vida, en cambio el padre empezó a desarrollar paranoia. En febrero de 2002 el hijo mató a su padre al pegarle en la cabeza con dos pesas. En el juicio declaró que lo hizo en defensa propia, ya que el padre le tomó por un agente del KGB e intentó matarle. El hijo fue condenado a 16 años de prisión.

3. Un científico en el océano

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El oceanógrafo Stanislav Kurílov decidió participar en las expediciones internacionales (incluso llegó a un acuerdo con Jacques Cousteau), pero las autoridades soviéticas no se lo permitieron.

Entonces, al perder la esperanza de conseguir el permiso, Kurílov decidió emprender un viaje en un transatlántico soviético para después huir. La nave no podía arribar a los puertos extranjeros y solo los miembros de la tripulación conocían la ruta, por eso Kurílov tuvo que entrar de forma clandestina en la caseta para ver las coordinadas en el mapa.

La noche al 13 de diciembre de 1974 se produjo una borrasca fuerte. Kurílov sabía que debido a una forma específica de la nave fue imposible tirarse al agua desde la parte de delante y tuvo que saltar desde la parte de atrás, arriesgándose a ser destrozado por la hélice del barco. Pero le salió bien.

Kurílov pasó casi tres días en el agua sin comer, beber y dormir. Era un hombre físicamente fuerte, que practicaba yoga desde joven. Nadó casi 100 km y llegó a su destino, la isla filipina Siargao.

Cómo terminó: Kurílov pasó medio año en una prisión para refugiados, después le deportaron a Canadá, donde vivía su hermana. El científico cumplió su sueño y emprendió expediciones científicas por todo el mundo: desde el Ártico hasta Hawaii. En enero de 1998 murió al quedarse atrapado en las redes mientras buceaba en el Mar de Galilea.

4. Una chica en bikini rojo

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Liliana Gasínskaya trabajaba en la nave “Leonid Sobínov” que se dirigía a Australia. El 14 de enero de 1979, mientras todos los pasajeros estaban de fiesta, la joven saltó al agua. La chica que solo llevaba puesto un bikini rojo, tardó 40 minutos en llegar a la costa australiana. Los servicios de inteligencia soviéticos empezaron a buscarla enseguida, pero los periodistas de The Daily Mirror escondieron a Liliana y lo único que pidieron a cambio fue una entrevista y una sesión de fotos (pero primero se publicó una entrevista falsa con una empleada del diario para despistar a los perseguidores).

La joven dijo que quiso instalarse en Australia porque se quedó maravillada por las vistas que vio en una revista.  Las autoridades le concedieron asilo político y este hecho provocó un gran escándalo: muchos refugiados de Vietnam, que se encontraban en peores condiciones que la chica, no tuvieron esta oportunidad debido a que no eran tan guapos como “la chica en un bikini rojo”.

Cómo terminó: Liliana se casó con el fotógrafo Graham Fletcher, posó para la revista Penthouse por 15.000 dólares, trabajó de bailarina go-go y también fue actriz de series. En 1984 se casó con el millonario Yan Khaison y se dedicó al negocio de productos de belleza. Seis años más tarde la pareja se divorció. Después Liliana se mudó a Inglaterra y los medios le perdieron la pista.

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