El Consejo OTAN-Rusia volverá a reunirse el próximo 20 de abril en Bruselas por primera vez en casi dos años, tiempo en que las relaciones entre las dos partes han sido tensas por el papel de Moscú en la crisis en el este de Ucrania y la anexión de Crimea, según informaron hoy a Efe fuentes aliadas.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, anunció el pasado 8 de abril una nueva reunión a nivel de embajadores de ese organismo en un plazo de dos semanas.
Según dijo Stoltenberg entonces, esta reunión será "la continuación de nuestro diálogo político" pero no significará "un retorno a la normalidad hasta que Rusia vuelva a respetar la ley internacional".
Explicó que está previsto que en el encuentro se trate la "crisis dentro y en los alrededores de Ucrania", así como la "necesidad de implementar completamente los acuerdos de Minsk" para pacificar el este ucraniano, donde el Ejército hace frente a los separatistas prorrusos.
El secretario general aliado también afirmó entonces que se abordará la situación de la seguridad en Afganistán, "incluyendo las amenazas terroristas regionales".
Desde el inicio de la crisis en Ucrania sólo se han celebrado dos Consejos OTAN-Rusia, en marzo y junio de 2014, así como dos reuniones del Consejo de Asociación Euro-Atlántico, en marzo de ese mismo año y en el mismo mes de 2015, en los que Rusia estuvo incluida, según fuentes aliadas.
La OTAN decidió suspender su cooperación práctica con Moscú el 5 de marzo de 2014, según anunció en ese momento el anterior secretario general aliado, Anders Fogh Rasmussen, al término precisamente de uno de esos consejos con Rusia.
En concreto, quedó en suspenso la planificación de la primera misión militar conjunta con Rusia y de reuniones militares o civiles con ese país, ante la escalada de tensión por la presencia de soldados rusos en la península ucraniana de Crimea, que fue anexionada por Rusia.
En cambio, los aliados decidieron mantener abiertos los canales de diálogo con Moscú, lo que probó la celebración de un nuevo Consejo OTAN-Rusia en junio de ese año, una reunión que Rasmussen calificó de "no fácil pero necesaria" y en la que la Alianza condenó la "anexión ilegal e ilegítima" de Crimea e insistió en que no la reconocería.
Desde entonces, la OTAN ha mantenido la firmeza ante las acciones de Rusia relacionadas con la crisis ucraniana, aunque los ministros de Exteriores de la organización, en su reunión de diciembre pasado, destacaron la necesidad de evaluar cómo recuperar más los contactos políticos con ese país y "aumentar el trabajo en transparencia y reducción de riesgos".
Esta determinación iba encaminada, según dijeron, a evitar incidentes como el derribo a finales de noviembre de 2014 de un cazabombardero ruso por parte de un aliado como Turquía en su frontera con Siria.
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