¿Sabías que Rusia tiene su propio Halloween?

Cultura
ANNA POPOVA
En Occidente, el 31 de octubre es la víspera de Todos los Santos, mientras que en Rusia es la Noche de Veles, después de la puesta de sol y antes del amanecer del 1 de noviembre.

La mayoría de los eruditos creen que el Libro de Veles por el que también conocemos la “Noche de Veles”, es una falsificación. Sin embargo, muchas personas se sienten atraídas por este mito. Te explicamos sus orígenes.

La antigua fiesta eslava simboliza la transición del otoño al invierno, cuando la naturaleza se duerme hasta el comienzo del calentamiento primaveral. Antiguamente, la gente creía que había tres mundos: “Yav”, en el que viven todos los seres mortales, el más allá “Nav”, donde viven los dioses malignos y las almas de las personas malas, y “Prav”, el territorio de los dioses buenos. El dios Veles, patrón de la sabiduría, la riqueza, la caza y la fertilidad, era considerado el amo y guardián de las fronteras de los tres mundos.

En la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre, junto con otros espíritus, descendía a la Tierra y podía dar tanto bendiciones como castigos. De ahí el nombre de la fiesta.

En la Noche de Veles, según la creencia popular, la frontera entre los mundos se vuelve tan fina que los espíritus pueden entrar en nuestro mundo, mientras que las personas - en el más allá. Por eso, los eslavos procuraban no salir de casa sin una buena razón. Preparaban una mesa festiva, que se servía no sólo para los vivos, sino también para los parientes fallecidos. Por si querían visitar a sus descendientes.

Por la misma razón, no había excesiva diversión en la Noche de Veles, y procuraban no dejar entrar a extraños en sus casas, para no atraer a huéspedes no invitados del más allá. Para ahuyentarlos, se encendían velas en la casa y se hacía fuego en el patio. Las ventanas y puertas se protegían con ramas de serbal. Tampoco se aconsejaba viajar en esta festividad: para no cruzar accidentalmente la frontera de los mundos. También estaba prohibido permanecer despierto hasta el amanecer o mirar por la ventana durante mucho tiempo.

En la Noche de Veles se hacían adivinaciones sobre el futuro y el cumplimiento de los deseos. Y creían que ver a uno de sus antepasados en sueños era un buen augurio.

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