¿Cómo consiguió un compositor ruso 22 nominaciones a los Óscar?

Bettmann / Getty Images
Cuando aparecen los créditos iniciales de ‘Malditos Bastardos’, de Quentin Tarantino, empieza a sonar una melodía melancólica. Los fans de los clásicos americanos reconocen inmediatamente el tema principal de ‘El Álamo’ (1960). Pero pocos saben que esta música fue escrita por el compositor ruso Dmitri Tiomkin.

El prodigio del ‘Perro callejero’

Tiomkin fue un auténtico niño prodigio. Natural de la provincia de Poltava, ingresó en el Conservatorio de San Petersburgo a los 13 años. Al mismo tiempo, trabajaba a tiempo parcial como extra en el cine y acompañaba al piano a la famosa bailarina Tamara Karsávina. Al caer la tarde, acudía al famoso café Brodiachaya Sobaka (‘Perro callejero’), donde se reunía la bohemia musical y literaria. En sus memorias, Tiomkin escribió que, allí, "recibían una educación sazonada con risas y extravagancia. Descubríamos ideas, tendencias y experimentos nuevos y modernos". También fue allí donde Tiomkin conoció al compositor Serguéi Prokofiev.

Tras la Revolución bolchevique de 1917, Tiomkin se sumergió en la experimentación creativa: escribió música para una producción ciclópea sobre la toma del Palacio de Invierno, ¡en la que participaron 6.000 artistas! Artista Yuri Anenkov recordaba cómo la "energía creativa y organizativa de Tiomkin era inagotable y extremadamente productiva, lo que inspiró a todos los escritores y participantes de la obra".

Los cambios en el país también afectaron a Tiomkin. Tras presenciar la detención de su amigo, el general Skirski, decidió visitarlo en prisión. Sin embargo, al intentar salir, no le dejaron porque no tenía el pase necesario. Y el nuevo guardia de turno no le dejaba abandonar la cárcel sin el trozo de papel. Sólo gracias a la intervención de un profesor del conservatorio (el compositor Alexánder Glazunov, con quien Tiomkin había estudiado) consiguió salir de los calabozos.

Música para películas del Oeste

En 1921, Tiomkin partió hacia Europa: primero a Berlín, donde vivía su padre, y después a París. Fue en la capital francesa donde el cantante de ópera Fiódor Shaliapin dio a Tiomkin un consejo que cambiaría su vida: irse a América.

Allí, a finales de la década de 1920, Tiomkin comenzó a componer música para películas; un encuentro con el director Frank Capra se convirtió en un punto de inflexión en su carrera: su primera película juntos, Horizontes perdidos (1937), le valió a Tiomkin una nominación al Óscar, ¡la primera de más de dos docenas!

Cada año, en Nochebuena, la música de Tiomkin suena en los hogares estadounidenses en la tragicomedia ¡Qué bello es vivir! (1946). La filmografía del compositor abarca más de 40 años: escribió música para más de 120 películas. Westerns, comedias románticas, cine negro, películas bélicas, dramas y thrillers: consiguió crear un ambiente musical para cualquier género. Cuando le preguntaban a Tiomkin, que había crecido en otro país, por qué tenía tanto éxito escribiendo música para películas del Oeste, simplemente sonreía y decía: "La estepa es la misma, vayas donde vayas".

A principios de la década de 1940, empezó a colaborar con Alfred Hitchcock y escribió temas para La sombra de una duda (1943), Extraños en un tren (1951) y Crimen perfecto (1954).

Las películas de William Wyler, Howard Hawks, John Wayne y John Houston no podían prescindir de su música. En 1953, Tiomkin recibió dos Óscar a la vez: por la música del western Solo ante el peligro (1952) y por la canción Do Not Forsake Me de la misma.

Unos años más tarde, el compositor ganó otro Óscar por Escrito en el cielo (1954), protagonizada por John Wayne. En 1959, Hollywood volvió a aplaudir al compositor: le concedieron una estatuilla por la música de la adaptación cinematográfica de la novela de Hemingway El viejo y el mar. Los críticos alabaron ampliamente su trabajo, afirmando que convertía al personaje de Spencer Tracey en un solista sinfónico.

Banda sonora de ‘Chaikovski’

El público soviético, quizá sin saberlo, vio películas en las que trabajó Tiomkin: Una de ellas fue la famosa Gran vals (1938), sobre el compositor Johann Strauss, en la que Tiomkin arregló las obras del compositor. Otro éxito de taquilla -visto por más de 60 millones de soviéticos- fue El oro de McKenna (1969), protagonizada por Gregory Peck y Omar Sharif: Tiomkin era productor.

A finales de los sesenta, el compositor regresó a la URSS por primera vez en varias décadas. Y, de nuevo, fue la música la que le llevó lejos. Escribió la banda sonora de la película Chaikovski (1970), producida por Mosfilm. Por su trabajo, Tiomkin recibió su última -22ª- nominación al Óscar.

Tiomkin falleció en noviembre de 1979.

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