El compositor Isaak Dunaievski consideraba la obertura de la película basada en la novela de Julio Verne como uno de sus grandes éxitos.
Reflejaba todo lo que aparece en la película: el romanticismo de viajar a tierras inexploradas, los peligros del camino y la certeza de que la aventura sería apasionante. El compositor Dmitri Shostakóvich la calificó de “obra sinfónica de gran intensidad y temperamento”.
Al son de la marcha, aparece en la pista del circo la artista estadounidense Marion Dixon, que llegó a la Unión Soviética con el número Viaje a la Luna.
La música de la película protagonizada por Liubov Orlova fue tan popular y querida por el público que en 1941 el compositor Isaak Dunaievski fue galardonado con el Premio Stalin por ella.
El director Emil Loteanu quería que en la película sonara música del siglo XIX. Pero no encontraba nada adecuado.
El compositor Euguen Doga compuso un vals en una noche, improvisando al piano. Cuando el equipo de rodaje lo escuchó, no podía creer que esta conmovedora obra hubiera aparecido hacía tan solo unas horas.
La música de Andréi Petrov fue la joya de la tragicómica película sobre un agente de seguros que roba coches a especuladores y sobornadores.
El propio compositor dijo que su colaboración con Eldar Riazánov empezó con mal pie: al director no le gustó nada la música al principio. Pero entonces le pidió a Petrov que tocara otra de sus melodías: la de la película Yo paseo por Moscú. Y resultó que simplemente no le gustaba el estilo de interpretación del autor.
Esta melodía de Mikael Tariverdiev suena todos los años el 31 de diciembre.
Es que cada año ese día la televisión proyecta la película de Eldar Riazánov que cuenta la historia del cirujano moscovita Zhenia Lukashin que en Nochevieja voló a Leningrado por error y allí, en la misma dirección que la suya en la capital, conoció a su amor.
El director Leonid Necháiev combinó dos tristes historias de Oscar Wilde: El niño estrella y El cumpleaños de la infanta.
Y la música de la película fue compuesta por Alexéi Ríbnikov, autor de la ópera rock soviética y rusa más famosa, Juno y Avos.
La música de Eduard Artémiev parece nacer del raspado del metal y el gemido de la tierra, mientras una torre de perforación envuelta en llamas se derrumba en la pantalla.
La épica película de Andréi Konchalovski sobre varias generaciones de dos familias siberianas ganó el Gran Premio de Cannes en 1979.
El compositor Alexéi Ríbnikov dijo que él y Mark Zajárov escribieron el guión de la película al son del piano.
Él improvisaba y el director leía el texto, haciendo pausas sobre la marcha. Así fue como la música se convirtió en un personaje de pleno derecho en la película.
Las películas basadas en la novela de Anatoli Kalinin sobre el gitano Budulái fueron los primeros trabajos en el cine del compositor Valeri Zubkov. Y los más famosos.
La música de Eduard Artémiev para el óstern (género cinematográfico creado en la URSS como variante de las películas del Oeste) más famoso tiene el mismo carácter que la película de Nikita Mijalkov. Épica, conmovedora y dramática al mismo tiempo.
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