'La apoteosis de la guerra' de Vasili Vereshchaguin, 1871.
Galería Estatal TretiakovVereshchaguin mostró la verdadera cara de la guerra. Probablemente hayas visto su cuadro más famoso, La apoteosis de la guerra, que representa un montón de calaveras. El comentario del autor dice: “Dedicado a todos los grandes conquistadores - pasados, presentes y futuros”.
‘Los Conquistados. El servicio conmemorativo’ de Vasili Vereshchaguin, 1878-1879.
Galería Estatal TretiakovNi siquiera La apoteosis de la guerra es tan impactante como este lienzo. En el cuadro puedes ver que la batalla acaba de terminar y el sacerdote está cantando el servicio fúnebre por los soldados que acaban de morir... y son un montón.
‘Después de la buena suerte’ de Vasili Vereshchaguin, 1868.
Museo Estatal RusoVereshchaguin viajó mucho por Asia Central y allí creó toda la serie dedicada al Turkestán. Las atrocidades que tuvieron lugar allí en el siglo XIX fueron legendarias. La imagen de los matones mirando con indiferencia a su “presa” habla por sí sola.
‘Iván el Terrible y su hijo Iván 16 de noviembre de 1581' de Iliá Repin, 1883-1885.
Galería Estatal TretiakovEl poder del arte. Gracias al cuadro increíblemente emotivo de Repin, todo el país llegó a creer que el mito histórico sobre el asesinato de su hijo por el Terrible era pura verdad.
/Iván el Terrible ve las sombras de aquellos a los que mató’ de Mijaíl Klodt.
Museo Regional de Bellas Artes de StávropolOtra fantasía artística sobre las atrocidades de Iván el Terrible. Resulta especialmente inesperado ver un cuadro así de Mijaíl Klodt, conocido por sus paisajes idílicos.
‘Koshchéi el Inmortal’ de Víktor Vasnetsov, 1926.
Casa Museo de Víktor VasnetsovKoshchéi el Inmortal rapta a hermosas doncellas y las encierra en su oscuro reino. Todos los niños han visto alguna vez a este personaje de los cuentos rusos en sus pesadillas. Y en la interpretación de Vasnetsov Koshchéi resulta especialmente espeluznante.
‘Despidiendo al hombre muerto’ de Vasili Perov, 1865.
Galería Estatal TretiakovEl realista Perov es conocido por sus escenas espeluznantes y naturalistas de la vida popular. Uno de sus cuadros más famosos es Troika, donde unos niños, aprendices de maestros, llevan un enorme barril de agua como unos sirgadores. Despidiendo al hombre muerto es un cuadro impregnado de dolor. Una madre y sus hijos, que se sienten solos en su pérdida, llevan el ataúd del difunto al cementerio.
‘El último día de Pompeya’ de Karl Briullov, 1830-1833.
Museo Estatal RusoEl verdadero horror queda plasmado en este lienzo gigante de 4x6 metros cuadrados. La gente ve que la ciudad se está destruyendo y huyen de una erupción volcánica. Y el espectador, al contemplar su miedo con todo lujo de detalles, se da cuenta de que nadie se salvará.
‘Cuando fascista sobrevoló’ de Arkadi Plástov, 1943.
Galería Estatal TretiakovUno de los cuadros más fuertes sobre la Segunda Guerra Mundial. En el fondo vemos un lejano avión que ha destruido un paisaje apacible. La imagen del pastorcillo muerto y su perrito aullando junto a él, afectan especialmente a la percepción del espectador.
‘El cerco’ de Yuri Nepríntsev.
Hay toda una serie de cuadros dedicados a uno de los episodios más terribles de la Segunda Guerra Mundial -el cerco de Leningrado. Pero la imagen más conocida y triste es la de la gente cargando trineos con agua, leña... o los cadáveres de sus parientes muertos en medio del intenso frío.
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