Por supuesto, no hay forma de que estos sketches cómicos muy políticamente incorrectos sirvan para estudiar historia. La autenticidad y la representación realista de personajes históricos no eran, evidentemente, la intención de los autores. Baste decir que el último zar de Rusia, Nicolás II, está interpretado por Danny DeVito y que los Romanov parecen la familia Kardarshian.
Sin embargo, algunas cosas de la serie ocurrieron de verdad. Pero, ¿cuáles?
Vemos a la familia imperial rusa desde el primer episodio. El zarévich Alexéi, el joven heredero al trono, se encuentra enfermo. El “médico de cabecera”, el diabólico monje Grigori Rasputín, acude a verle. “Es el único místico en Rusia a quien confío mis consejos médicos y políticos”, dice inmediatamente la emperatriz Alexandra Fiódorovna a los telespectadores.
El verdadero Grigori Rasputín, un campesino de Siberia que fue tomado por hombre santo, se convirtió en un miembro del círculo íntimo de los Romanov; en particular, se hizo amigo de la emperatriz Alexandra Fiódorovna. Se dice que Rasputín consiguió ayudar al zarévich Alexéi a combatir un trastorno hereditario, la hemofilia, que afecta a la capacidad del cuerpo para coagular la sangre correctamente.
Se decía que Rasputín era tan influyente en la corte zarista que podía nombrar y destituir ministros de Estado y que interfería directamente en la política exterior e interior del país. Hoy, sin embargo, los historiadores coinciden en que se exageró mucho el alcance de la influencia del monje. Sí, su opinión era tenida en cuenta, pero poco más que eso.
“¿Dónde diablos está?”, pregunta el zar. “¿Alguien ha dicho 'diablo'?”, responde Rasputín, materializándose de la nada. Existía la creencia popular de que el verdadero Rasputín poseía no sólo dones curativos, sino también poderes hipnóticos y psíquicos. El mito ha perdurado; incluso en la cultura popular actual, el nombre de Rasputín se ha convertido en sinónimo de brujo malvado, cuando no de demonio. Entre las últimas representaciones que se han hecho de él se encuentran las películas de acción Hellboy y The King's Man: La primera misión.
Sin embargo, los autores de la serie de Hulu no se toman a Rasputín tan en serio. Aquí no es tanto un brujo como un astuto charlatán que culpa a demonios moldavos de la hemofilia del zarévich y prescribe envolver su escroto con bulbos de ajo como tratamiento.
Uno de los argumentos de la serie es una parodia del famoso reality showJackass. Los participantes someten a Rasputín a horrendos intentos de ejecución, pero no surten efecto. Además, el primer intento se acerca a las circunstancias reales de la muerte del monje: Los miembros de la conspiración pro-monárquica y anti-Rasputín arrojaron al monje malherido al río Nevá.
Según el relato más popular, los conspiradores envenenaron primero a Rasputín con cianuro y luego, cuando el veneno no surtió efecto, le dispararon tres veces y le golpearon. Pero el monje aún respiraba, por lo que lo arrojaron al río desde un puente. Una autopsia posterior reveló que no había veneno en el cuerpo del favorito de la corte asesinado, y estableció que el primer disparo había sido mortal.
Junto con Nicolás II y su esposa Alexandra Fiódorovna, los bolcheviques también fusilaron a sus cinco hijos: el zarévich Alexéi y las cuatro hijas. Sin embargo, años más tarde, decenas de mujeres afirmaron ser la Gran Duquesa Anastasia, que supuestamente había sobrevivido milagrosamente, pero todas resultaron ser impostoras. La fábula de la supervivencia de la princesa resultó tan atractiva que Hollywood incluso la convirtió en una película de animación (Anastasia, 1997). Resulta revelador que el villano principal de la película fuera Grigori Rasputín.
La trama rusa de la serie es esencialmente una paráfrasis del famoso musical de Broadway El violinista en el tejado, basado a su vez en las historias de Sholem Aleichem sobre el pobre judío Tevye el lechero. A pesar del evidente tono paródico, los principales conflictos del musical se conservan cuidadosamente: los pogromos antisemitas empujan a los judíos a unirse al movimiento revolucionario.
Según el argumento de la serie, Fanny, que es judía, llega a Moscú para contribuir a la Revolución, pero pronto se desilusiona con los bolcheviques y decide matar a Lenin. Esto es casi históricamente exacto. Realmente, se atentó contra Lenin en Moscú el 30 de agosto de 1918. Y la aspirante a asesina era una joven llamada Fanny Kaplan. Aunque su biografía difiere drásticamente de la versión televisiva, la verdadera Kaplan creía de hecho que Lenin era un traidor a la Revolución.
En la escena del intento de asesinato hay un meta-broma. Tratando de esquivar una bala, Lenin señala a Stalin: “¡Él es quien está arruinando el alma de la Revolución!” Como sabemos, al llegar al poder, Stalin se retractó de muchos de los ideales de la Revolución, en particular, aplastó toda oposición dentro del Partido.
Fanny toma la decisión de matar a Lenin durante una reunión de socialistas. Durante la reunión se descubre que en la sala se han reunido los más diversos tipos de socialistas: los mencheviques (otro grupo del movimiento comunista junto a los bolcheviques), y también los eseristas o revolucionarios socialistas. Fanny se autodenomina eserista, como la verdadera Fanny Kaplan.
Los socialistas estaban divididos en facciones en torno a la cuestión de qué constituía la principal clase revolucionaria: el campesinado o el proletariado. Los eseristas creían que en Rusia, un país predominantemente agrario, naturalmente los campesinos eran los líderes de la Revolución. Los mencheviques, siguiendo el ejemplo de Marx y Lenin, estaban a favor del proletariado, pero les repugnaban las tácticas de los bolcheviques. En otras palabras, tanto los eseristas como los mencheviques tenían buenas razones para detestar a Lenin.
La serie muestra una reunión de los bolcheviques, de la que podemos discernir fácilmente la estatura política de cada uno de ellos. Lenin goza de una autoridad indiscutible y, sorprendentemente, es retratado con cierta simpatía en la serie. El siguiente en la jerarquía implícita es Lev Trotski, fundador y principal organizador del Ejército Rojo. Stalin también está presente en las reuniones, pero nadie le toma en serio. En una escena, Stalin se encuentra solo y canta un aria sobre el tema de que algún día será apreciado y dirigirá el país con bondad, amor y luz. Si eso no funciona, añade que también existe un Plan B para alcanzar el poder de otra manera.
Por supuesto, no se trata de una reconstrucción histórica de reuniones bolcheviques reales, pero hasta cierto punto el esbozo se basa en hechos reales. Es cierto que en el momento de la Revolución Stalin no tenía un papel dirigente en el partido, y que sólo alcanzó importancia más tarde, tras la muerte de Lenin en 1924. Y el carismático Lev Trotski, número dos en la clasificación no oficial de los bolcheviques, se convirtió realmente en su principal rival.
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