Cómo NO preparar tu visita al Hermitage: 3 consejos perjudiciales

Stuart Franklin - FIFA/FIFA via Getty Images
Visitar el principal museo de Rusia puede ser una auténtica pesadilla. Te diremos lo que tienes que hacer para que así sea.

1. Ir al Hermitage el tercer jueves del mes, o mejor, el 7 de diciembre

Si no quieres pasar unas cuantas horas en la cola de la taquilla, la entrada y luego el guardarropa (a menudo no hay suficientes números para todos), tienes que elegir la fecha adecuada.

El mejor día para la visita más incómoda al Hermitage es el 7 de diciembre, aniversario del museo, cuando tradicionalmente anuncia "jornada de puertas abiertas" y en honor a la festividad ofrece un número limitado de entradas online por 0 rublos (lo principal es tener tiempo para descargarlas de la web: se acaban rápido). Sin embargo, ese mismo día, muchos amantes del arte hacen cola por toda la Plaza del Palacio para asaltar las taquillas y conseguir una entrada gratis (alerta de spoiler: el intento no tendrá éxito, esas entradas sólo están disponibles por Internet).

Otro día popular para los turistas es cada tercer jueves del mes, cuando el museo ofrece entrada gratuita a ciertas categorías de visitantes, en su mayoría ciudadanos rusos. No está menos concurrido durante la temporada de las Noches Blancas (segunda quincena de junio) y durante las Vacaciones de Invierno (primera semana de enero): en las horas punta, los salones de estado del Palacio de Invierno están a pleno rendimiento.

Para aprovechar al máximo el Hermitage, no compre las entradas por Internet. Póngase en la cola más larga de la taquilla. Y si es posible, no vaya a la taquilla del Estado Mayor, porque suele haber menos visitantes, y se pueden comprar entradas para cualquier edificio.

En general, no hay colas en el Hermitage el 1 de enero, el 9 de mayo y los lunes, porque el museo simplemente no abre en esos días.

2. Visite todos los edificios del Hermitage

Uno de los mayores museos de Rusia alberga más de tres millones de obras de arte y cultura mundial. Se necesitarían casi tres años para dedicar medio minuto a cada exposición, sin contar los interiores. Incluso un simple recorrido por todas las salas llevaría cinco o seis horas. Pero no se limite al edificio principal del museo.

Sólo el Complejo Museístico Principal, situado a lo largo del Malecón del Palacio y en la Plaza del Palacio, incluye:

  • el Palacio de Invierno (edificio verde claro en la Plaza del Palacio)
  • la Pequeña Ermita contigua (también verde, pero en otro tono)
  • el Nuevo Hermitage, conocido por su pórtico con atlantes
  • así como el Palacio de Invierno de Pedro el Grande (en el edificio del Teatro Hermitage)

Pero eso no es todo. El Hermitage también incluye el edificio del Estado Mayor, al otro lado de la Plaza del Palacio. El Hermitage también incluye el Palacio Menshikov (en el malecón Universitetskaia), el Museo de la Fábrica Imperial de Porcelana, el Centro de Restauración y Almacenamiento Stáraia Derevnia, la Bolsa (aún en restauración), y sucursales en Kazán, Víborg y Omsk. Todo esto llevará más de una semana. 

3. No planifiques nada por adelantado

Ya ha comprendido que no es necesario comprar los billetes por Internet. Pero, ¿por qué molestarse en prepararse para ver las exposiciones temáticas?

Los edificios del Hermitage que rodean la Plaza del Palacio albergan más de 40 colecciones temáticas, desde monumentos del Antiguo Egipto, de Escitia o de la Horda de Oro hasta maestros del Renacimiento italiano.

Hay, por supuesto, frikis que valoran su tiempo y quieren visitar exposiciones específicas. Se confeccionan itinerarios propios por el museo directamente en su página web, pero esta opción no es para los aventureros que van en busca de sarcófagos egipcios en el edificio del Estado Mayor (y que, de alguna manera, no los encuentran allí).

BONUS: Centrarse en la experiencia táctil

Tus primeros pasos con las colecciones del Hermitage estarán incompletos si no intentas tocar los objetos expuestos, de valor incalculable. No has estado en el museo si no te has hecho selfies con una estatua de un guerrero romano, te has sentado en un gran trono imperial o le has dado un infarto a tu abuela, la señora de las visitas, al intentar subir a un sarcófago.

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