¿Por qué el Hermitage es el mejor museo del mundo?

Daniel Ladenhauf/flickr, Gellinger/Pixabay
Gatos empleados, fantasmas y obras maestras escondidas. La colección de arte y objetos del mayor museo de Rusia es tan grande que necesitarías diez años para verla completa.

1. Colección real en origen

Antes de que el Hermitage se convirtiera en uno de los mejores museos del mundo era la colección personal de la emperatriz Catalina la Grande. La palabra francesa ermitage se traduce como “celda del ermitaño” o “lugar de refugio”. Solo en 1852 se abrió al público la ampliada colección de arte.

2. Diez años para verlo todo

El enorme museo consta de más de tres millones de piezas y solo se exhibe alrededor del 5% en 350 salas. Si un visitante estuviera un minuto viendo cada objeto de muestra y pasara ocho horas cada día dedicado a ello, tardaría diez años en verlo todo.

3. Gatos como trabajadores oficiales (en el sótano)

La tradición de “emplear” gatos comenzó en el siglo XVIII. Eran los cazadores perfectos de los ratones. Hoy en día todavía varias docenas de gatos continúan realizando esta tarea.

4. Fantasmas

El Hermitage está lleno de fantasmas, como el de Pedro el Grande y el de la última familia Romanov. Algunos son bastante poco habituales para Rusia. Por ejemplo se dice que durante la luna llena aparece un charco de sangre en las rodillas de la estatua de la antigua diosa egipcia Sejmet.

5. La mayor colección de Rembrandt

El Hermitage posee la mayor colección de obras de Rembrandt fuera de Holanda. Entre sus 24 pinturas se encuentran obras maestras como El regreso del hijo pródigo y Flora.

6. Garaje de los Romanov

Los últimos Romanov tenían su propio garaje en el Hermitage, donde se guardaban más de 50 vehículos. Todos ellos, sin embargo, desaparecieron misteriosamente durante la Revolución de 1917.

7. Obras maestras olvidadas

Hay miles de obras de arte que están expuestas, pero muchas de ellas siguen ocultas de la vista del público. Incluso los empleados del museo a menudo no saben qué obras maestras guardan en su almacén. Por ejemplo, en 1960 mientras tomaba el té con algunos empleados del museo, un experto holandés vió por casualidad una parte de un cuadro escondido detrás del armario. Resultó que era una obra titulada Baco, Venus y Ceres del pintor holandés Hendrick Goltzius. Desde entonces, los expertos del Hermitage sueñan con encontrar obras de arte perdidas y olvidadas.

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