Anna Guerman: la cantante soviética que se convirtió en una estrella del pop polaco y europeo

S. Guerásimov/TASS
La principal voz de los años 70 murió trágicamente en su mejor momento, pero sus canciones siguen siendo iconos de la escena postsoviética.

“La esperanza es mi brújula en la Tierra” es el título de la canción más famosa de Anna Guerman (1936-1982). Nacida en Asia Central soviética, vivió en la República Popular Polaca y actuó en Italia, pero se convirtió en la principal y favorita cantante entre los ciudadanos de la URSS.

Una alemana rusa del Uzbekistán soviético

Anna Guerman nació en la pequeña ciudad uzbeka de Urguench, cerca de la frontera con Turkmenistán. En aquellos años, Siberia y Asia Central soviética eran el hogar de un gran número de los alemanes rusos que llegaron a Rusia a mediados del siglo XVIII por invitación de la emperatriz Catalina la Grande. 

Los padres de Anna eran descendientes de alemanes y menonitas holandeses, y ella misma hablaba desde niña un antiguo dialecto llamado plautdietsch.

Su padre sufrió la represión en 1937 por una falsa denuncia de espionaje, su tío murió en los campos del gulag y ella, junto con su madre y su abuela, se trasladó primero a Kirguistán, luego a Kazajistán y finalmente a Siberia, en un vano intento de encontrar información sobre sus familiares. Finalmente, su madre se casó con un oficial polaco, lo que permitió a su familia trasladarse a Polonia. Anna estudió geología en Wroclaw y participó en actividades artísticas para aficionados. Posteriormente, esta afición se convirtió en una profesión. Pero, en su vida personal, seguía lo que consideraba tradiciones orientales: por ejemplo, siempre preparaba cenas para su marido, Zbigniew Tucholski.

“En mi opinión, el lugar de un hombre no es la cocina”, dijo Anna en una entrevista con la televisión moscovita en 1976. “Él llega a casa del trabajo y yo le ofrezco diferentes platos, y creo que es una costumbre oriental, porque yo nací en Asia Central”.

Pudo ser una estrella del pop italiana

Anna Guerman recibió su primer reconocimiento como cantante en 1963, al obtener el segundo premio en el Festival Internacional de la Canción de Sopot (análogo al de Eurovisión) y, un año después, el segundo premio en el Festival Nacional de la Canción Polaca de Opole. A continuación, realizó su primera gira por la Unión Soviética con sus canciones polacas, tras lo cual la compañía discográfica soviética Melodia le ofreció producir su primer álbum.

Sin embargo, a pesar de su popularidad, ella y su familia vivían en condiciones muy precarias y soñaba con tener su propia casa. En 1966, le ofrecieron un contrato en Italia por tres años y decidió que era una oportunidad para salir de la pobreza. Después, dijo en repetidas ocasiones que no le gustaba que trataran de convertirla en una estrella del pop europeo, que llevara pelucas y maquillaje brillante y que no tuviera descanso entre conciertos. Y eso fue, en definitiva, lo que la llevó a la terrible tragedia.

Pasó medio año enyesada

En 1967, Anna actuó en el Festival de Música de San Remo y luego dio conciertos en varias ciudades italianas. Sin embargo, el productor intentaba ahorrar dinero en todo. Su conductor era su acompañante y, durante un viaje nocturno, se quedó dormido al volante. El coche se salió de la carretera y Anna salió despedida 20 metros del vehículo. La encontraron horas después en un montón de piedras con múltiples fracturas. El conductor sólo sufrió heridas leves.

Anna pasó doce días en coma y seis meses con el cuerpo escayolado, tumbada de espaldas. “Estaba escayolada del cuello a los pies. Con lágrimas pedí que me la quitaran”, recordó más tarde.

Y cuando finalmente se la quitaron, pasó otros tres años aprendiendo a caminar y sufrió dolores de cabeza durante el resto de su vida. Sin embargo, en una entrevista con la televisión moscovita, se refirió a este largo periodo de recuperación como simple “tiempo libre”.

“Los días eran muy largos, y las noches también”, recuerda. “En primer lugar, quería responder a todas las cartas que recibía tanto de Italia como de la Unión Soviética”. Según ella misma admite, fue el amor del público soviético lo que la ayudó a volver a los escenarios.

Icono de la escena soviética

Anna Guerman cantó sus canciones más famosas después del accidente. Los compositores soviéticos de más talento escribieron temas para ella. Una de estas primeras melodías fue La esperanza, de Alexandra Pájmutova, que le valió a Anna la admiración nacional y la popularidad en la televisión. Después, Anna consiguió más éxitos con Y me gusta y Cuando los jardines florecían, de Vladímir Shainski, y Eco del amor, de Yevgueni Ptichkin, que cantó tanto en solitario como a dúo con otro legendario intérprete soviético llamado Lev Léshchenko.

A Anna le ofrecieron más tarde contratos en Europa y América, pero prefirió dar conciertos en la Unión Soviética; incluso actuó cuando estaba embarazada de cinco meses. Recordaba que no no ganaba mucho dinero con ellos, pero disfrutaba de las emotivas recepciones y de las historias románticas escritas para ella.

Por cierto, a primera vista, Anna Guerman parecería bajita, pero en realidad medía 1,85 metros. Su único hijo, Zbigniew (nacido en 1975), se convirtió en un gigante: ahora mide 2,18 metros.

Su última canción fueron unos salmos

En 1980, se sintió mal en un concierto en Moscú. Los médicos le dieron un diagnóstico terrible: cáncer de huesos, un sarcoma. El tratamiento fue duro, pero ella siguió actuando, apareciendo en público con gafas de sol para que nadie pudiera ver sus lágrimas de dolor. En sus últimos días, cuando Anna ya no podía levantarse de la cama, grabó los Salmos de David en una grabadora. Falleció en el verano de 1982.

Una calle de su ciudad natal, Urgénch, lleva ahora su nombre, así como un jardín en Moscú. Su marido, su hijo y su madre acudieron a la inauguración en Moscú en 2003.

Las canciones que cantaba en los años 70 siguen siendo populares en Rusia. “Cuántos años han pasado desde que falleció, pero su recuerdo sigue vivo en su voz única. Gracias, Anna, por ser tú”. Estos son sólo algunos de los sinceros comentarios que los rusos dejan bajo sus vídeos en Youtube.

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