"Setas, pescado y verduras" (1838), Iván Jrutski
Maestro de bodegones y académico de la Academia Imperial de las Artes, Jrutski nunca se apartó de las tradiciones artísticas de los antiguos maestros europeos. En su técnica y estilo, se mantuvo cerca de los bodegones holandeses del siglo XVII.
“Desayuno de un aristócrata” (1849-1850), Pável Fedótov.
El propio artista tituló el cuadro "Ni un solo huésped en la estación", y todo su significado reside en un pequeño detalle: un desayuno muy escaso con un trozo de pan negro. Esto está en gran disonancia con la imagen aristocrática que el joven crea tan tenazmente.
“Fiesta de bodas de los boyardos” (1883), Konstantín Makovski
En el banquete en honor a la boda y a la unificación de las dos familias de boyardos -un acontecimiento de extrema importancia para la antigua élite rusa- se obsequia a los invitados con un cisne cocido, símbolo de fertilidad y regalo tradicional en las bodas de boyardos.
"Naturaleza muerta" (1911), Kazimir Malévich
Durante el periodo de su búsqueda artística, el pintor vanguardista Malévich probó el estilo cloisonné francés, en el que grandes manchas de color están encerradas por líneas negras y audaces.
"En el desayuno" (1914), Zinaida Serebriákova
Serebriákova, una de las pocas mujeres de la pintura rusa, pintó conmovedores retratos de sus hijos, uno de los cuales representa un desayuno familiar. Procedente de una dinastía bohemia creativa, su casa mantenía un régimen dietético europeo: se servía un pequeño y ligero desayuno por la mañana y otro más denso al mediodía.
“Pescado, vino y fruta” (1916), Konstantín Korovin
Apasionado de la pesca, Korovin abordó repetidamente el tema del "bodegón de pescado" a su manera impresionista. Este lienzo, según su esquema de color, pertenece a los llamados bodegones nocturnos de Korovin.
"Mujer del comerciante tomando té" (1918), Boris Kustodiev
Con la llegada de los bolcheviques, los años de la clase mercantil también llegaron a su fin. Kustodiev tiene una suntuosa dama de gran linaje, rodeada de un samovar, una hermosa vajilla y deliciosa comida, como una imagen de Rusia, que sólo ha quedado en sus recuerdos. En aquellos años, pobre e inmovilizado por una grave enfermedad, el artista escribió lo contrario de lo que tan apasionadamente retrató en el lienzo: "Vivimos aquí pobremente, con frío y con hambre, todo el mundo sólo habla de comida y pan...".
“Arenque” (1918), Kuzmá Petrov-Vodkin
"El artista escribió estas líneas en noviembre de 1918, casi simultáneamente con el bodegón que mejor reflejaba la dieta del pueblo llano al principio del periodo soviético: un arenque marchito, un trozo de pan duro y varias patatas.
"Pan soviético" (1936), Ilyá Mashkov
En los años 30, el ilusionismo pictórico volvió a la naturaleza muerta. En una época en la que millones de personas morían de hambre en Ucrania, Kubán, la región del Volga y Kazajistán, los bodegones oficiales retrataban una auténtica "utopía" alimentaria: espigas de masa, productos de panadería de todas las variedades y formas, que llamaban la atención... y para muchos esto también existía sólo en su imaginación.
"Pastel" (1919), David Sterenberg
Las ascéticas naturalezas muertas de Sterenberg estaban mucho más cerca de la realidad. Su diminuto pastel en una bandeja desproporcionadamente grande era un lujo absoluto en los años posteriores a la revolución.
"Alexéi Tolstói visitando a un artista" (1941), Pyotr Konchalovsky
El escritor Alexéi Tolstói fue invitado de Konchalovski, que lo retrató en una fastuosa mesa rusa: jugoso jamón, finos pétalos de pescado rojo, perdices al horno, pepinos crujientes, tomates escarlata, jugoso limón amarillo y diversas bebidas. Un gran festín: nadie se negaría a compartirlo.
"Conservas soviéticas" (1939), Borís Yákovlev
Otro ejemplo de bodegón realista socialista es el de las conservas soviéticas. Todos estos encurtidos, mermeladas y conservas parecían una auténtica cornucopia a finales de los años 30 para sus contemporáneos, pero para el que miraba la foto debían inspirarse en la riqueza y la saciedad del gran país.
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