¡Comunismo espacial para las masas!”... “¡Qué hermosa hoz-laser!"... “¿Cómo es que la silueta del país que sale en este cartel no coincide con la de la URSS?”. Estos y otros comentarios aparecieron en ‘Klukva Press’, una página de la red social VK para la sociedad creativa de autores de “cosmonáutica alternativa”.
Entre las obras se encuentran proyectos espaciales no realizados de la era soviética, cibercarteles y personajes ciberpunk inventados.
Todas las obras y cómics han sido creados por un solo hombre: Alexánder Orlov, de 35 años, de Cherepovets (región de Vologda). Su trabajo diario es el de director de una empresa rusa de informática. Lleva dibujando desde la infancia, como hobby. En 2010, publicó su primer cómic de fantasía. Orlov se inspira con frecuencia en los cohetes soviéticos y rusos.
“El ciberpunk básicamente ya está entre nosotros y a la gente le gusta mezclarlo con la nostalgia y con un estilo soviético inconfundible. El ciberpunk soviético es más reconocible y fácil de entender”, explica Orlov.
Alexánder cree que una Unión Soviética moderna tendría definitivamente su propio ‘Kosmogrado’, una “ciudad espacial”.
Una versión mejorada de la plataforma orbital ‘Tifón’ podría tener este aspecto en el futuro, por ejemplo. La ‘Tifón’ transportaron una serie de dispositivos cósmicos de calibración que se desarrollaron en la década de 1970 para instalar y ajustar complejos terrestres y espaciales, a cargo del Ministerio de Defensa soviético.
Y ahí vemos el complejo de la estación espacial orbital ‘Almaz’. Se desarrollaba en los años 60 con el fin de la vigilancia orbital fotográfica y radiotécnica y el control de los objetos terrestres.
El cohete ‘Soyuz-FG’, lanzado por última vez desde el Centro Espacial de Baikonur, tenía un aspecto especialmente amenazador junto al al sistema espacial soviético de acoplación ‘Igla’.
Este es el aspecto que tendrían los ciborgs rusos que trabajasen en las fábricas de cohetes.
Y esta es la respuesta soviética a ‘El Mandaloriano’: un Nano-Cherburashka y un cosmonauta bigotudo con un revólver.
Una realidad ciberpunk soviética habría tenido seguro carteles de propaganda: ‘Camaradas, no olvidéis cargar vuestros implantes’.
“¡Jefe de turno! No permita que haya trabajadores sin sus inyecciones de nanobots proactivos”.
“¡Refuercen el poderío cibernético del país!”
Incluso los gopniks soviéticos tienen su propia realidad alternativa, ¡en la que también necesitan recargarse!
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