Si no hubiera sido por él y su brillante inquietud política, los bolcheviques no habrían llegado al poder, ni se habrían podido aferrar a él. Sin embargo, tras la muerte de Lenin, fue Stalin quien ganó la lucha interna dentro del Partido. El que fuera un “formidable líder”, Trotski, cayó en desgracia y fue enviado a Almá-Atá en Kazajistán, de donde huyó a Turquía y luego a Europa, antes de emigrar finalmente a México en 1936. Cuatro años después, Trotski fue asesinado por un agente de la NKVD.
Durante el período estalinista, el gobierno soviético trató de hacer olvidar el legado de Trotski. A pesar de ser un nombre legendario, su biografía actual es incompleta, en gran medida debido al comportamiento de determinados historiadores y archiveros, que actuaron movidos por la ideología. Algunos detalles probablemente se han perdido para siempre.
En el papel principal recae en uno de los actores más codiciados y talentosos de los tiempos modernos: Konstantín Jabenski, estrella de la película Admiral (2008), ambientada en la guerra civil rusa. El protagonista es el comandante en jefe del Ejército Blanco, Alexánder Kolchak.
En 2018 Jabenski debutó como director con una película sobre el campo de concentración de Sobibór, en la que también actuó en el papel principal. La película fue la candidata de Rusia a los Óscar, pero la Academia del Cine no la incluyó en la lista final de nominaciones.
Trotski se filmó para que coincidiera con el aniversario de la Revolución de 1917, junto con otra serie llamada Demonio de la Revolución sobre los viajes de Lenin al extranjero y su llegada al poder. Las dos series se enfrentaron en los dos principales canales de Rusia. A pesar de la mayor fama de Lenin, los espectadores prefirieron seguir las escapadas de Trotski (14,9% del público frente al 9,7%).
Como con cualquier película biográfica, la principal crítica es la inexactitud histórica. Sin embargo, el productor de la serie, Konstantín Ernst, insiste en que los creadores no estaban tratando de hacer un documental. Su objetivo, en cambio, era tejer una narrativa ficticia en torno a los hechos básicos de la biografía de Trotski.
También fue objeto de críticas lo que se percibió como una “demonización excesiva” de Trotski, en concreto el hecho de que recayera sobre él toda la culpa por el asesinato de la familia real (todavía no está claro quién dio la orden final). Ernst señala que uno de los objetivos de la serie era entrar en la mente del tipo revolucionario, así como abordar una de las grandes preguntas ficticias de la historia rusa: ¿habrían ido mejor las cosas si Trotski hubiera derrotado a Stalin? “No, no habrían ido mejor”, afirma Ernst seguro de sí mismo.
Lev Trotski: 6 hechos sobre el desgraciado revolucionario ruso.
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