En Rusia encontrarás todo tipo de chistes sobre política, sexo e incluso sobre suegras, pero también hay anécdotas hilarantes que giran en torno a personajes arquetípicos, desde espías legendarios hasta célebres héroes de guerra. Aquí hay una lista de siete personajes que muy probablemente aparecerán en algún chiste contado por tu amigo ruso.
Max Otto von Stirlitz, también conocido como el “James Bond soviético”, es un espía ficticio que se embarcó en una famosa misión encubierta con el objetivo de infiltrarse en el alto mando alemán en 1945. Fue el protagonista de una popular serie de libros que luego fue adaptada en una serie de televisión llamada Diecisiete instantes de una primavera. La mayoría de los chistes sobre Stirlitz adoptan un estilo de “humor seco”, imitando las voces en off de la televisión para satirizar los defectos del protagonista y burlarse de su continua rivalidad con el general nazi Heinrich Müller. A pesar del tono serio, las anécdotas están llenas de ingeniosos y divertidísimos juegos de palabras.
Aunque Stirlitz se ha convertido en el blanco de bromas comunes en la cultura popular, sigue siendo un personaje muy querido en Rusia. Se rumorea que el presidente Putin era un gran fanático del doble agente porque admiraba su integridad y habilidad. Esto es lo que dijo una vez sobre la serie: “Lo que más me sorprendía era cómo el esfuerzo de un hombre podía lograr lo que enteros ejércitos no podían”. Echa un vistazo a algunos de los chistes más divertidos de Stirlitz:
“Vóvochka”, es el diminutivo del nombre “Vladímir”, es el equivalente ruso de “Jaimito”. No te dejes engañar pensando que se trata de un inocente niño pequeño, irónicamente es todo lo contrario. Es el Bart Simpson de Rusia, pero peor educado. Malhablado, se dedica a beber, fumar, maldecir y es propenso a gastar bromas de humor grueso y soltar comentarios sarcásticos a sus padres y a su maestra de escuela María Ivánovna.
Porúchik Rzhevski es un personaje que apareció por primera vez en la obra de teatro Hace mucho tiempo, escrita por Alexander Gladkov y más tarde en el musical Gusárskaia ballada (La balada del húsar) de 1962, una de las mejores comedias hechas en Rusia. Por lo general, se le describe como un oficial irrespetuoso que carece de sofisticación y clase, pero que tiene acceso a eventos de la alta sociedad debido a su rango militar. Su comportamiento vulgar contrasta a menudo con los elegantes manierismos de la élite aristocrática, lo que genera comicidad. Los chistes de Porúchik a veces incluyen a Natasha Rostova y Pierre Bezújov, conocidos personajes de la novela Guerra y paz de Lev Tolstói.
Natasha Rostova baila con Pierre Bezújov en un baile de la alta sociedad: “Pierre, ¿no es eso grasa en tu cuello?”. “¡Oh, cómo pude perderme un defecto tan terrible en mi vestimenta, estoy tan avergonzado!”. Luego baila con el príncipe Bolkonski: “Andréi, ¿no hay una mancha de comida en tu túnica?”. Finalmente, baila con Rzhevski: “¡Porúchik, tus botas están cubiertas de barro!”. “No es barro, es mierda. No se preocupe, mademoiselle, se caerá cuando se seque”.
Rabinóvich (un apellido obviamente judío) es el estereotipo de judío soviético, con un comportamiento astuto y una visión escéptica de la vida. A menudo es retratado como un personaje amargado y cínico al que no le gustan los funcionarios del gobierno y que sueña con instalarse en Israel, su verdadera patria. Es posible que te encuentres con chistes en los que se le presenta como un otkaznik, una persona a la que se le niega el permiso para emigrar de la Unión Soviética.
Vasili Chapáiev, un famoso soldado que luchó en la guerra civil rusa, sigue siendo recordado por su heroísmo y su destreza como comandante del Ejército Rojo. Se convirtió en un venerado ídolo gracias al escritor Dmitri Fúrmanov, que escribió una novela popular llamada Chapáiev, en la que el intrépido comandante dirige un ataque contra las tropas del Ejército Blanco con la ayuda de sus dos compañeros: su leal camarada Petka y la ametralladora Anka. El libro se convirtió en 1934 en una película de éxito de los hermanos Vasíliev. El héroe revolucionario sigue apareciendo en películas, novelas, canciones, videojuegos y, por supuesto, en innumerables chistes.
En el período posperestroika, tras el colapso de la Unión Soviética, surgió todo un universo de chistes sobre una nueva clase de empresarios y mafiosos conocidos como “nuevos rusos”. Cuando Rusia hizo la transición a una economía de libre mercado, estos hombres se convirtieron en millonarios de la noche a la mañana porque emplearon tácticas criminales para enriquecerse rápidamente. Son presentados siempre como hombres con sobrepeso, vestidos con llamativos trajes carmesí y cadenas de oro, conduciendo coches de lujo y presumiendo de su nueva riqueza.
Los rusos siempre han sido grandes fans de los relatos de Sir Arthur Conan Doyle sobre el detective británico Sherlock Holmes y su ayudante, el doctor Watson. En la década de 1980, se emitió en la televisión soviética una aclamada adaptación de las aventuras del detective que se convirtió en un éxito instantáneo en todo el país, dando lugar a una serie de bromas sobre el sabueso británico y su acompañante. Es una de las mejores series de televisión que se han hecho en Rusia y es reconocida internacionalmente como una obra maestra de la cultura. Vasili Livánov, protagonista de la serie de televisión, fue galardonado con la Orden del Imperio Británico (OBE) por su excepcional interpretación de Sherlock Holmes.
Un dato curioso: el siguiente chiste fue votado una vez como el más divertido del mundo.
Sherlock Holmes y el doctor Watson se van de acampada. Levantan su tienda bajo las estrellas y se van a dormir. En medio de la noche Holmes despierta a Watson: “Watson, mira las estrellas y dime qué puedes deducir”. Watson dice: “Veo millones de estrellas y esto significa que, si algunas de ellas tienen planetas, es muy probable que haya algunos como la Tierra, y si hay algunos planetas como la Tierra ahí fuera, también podría haber vida en ellos”. Holmes le responde: “Watson, idiota, alguien ha robado nuestra tienda”.
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