5 obras que los vanguardistas rusos mantuvieron ocultas por pura vergüenza

De Kazimir Malévich a Vladímir Tatlin: os mostramos las inesperadas piezas que algunos artistas vanguardistas rusos no quisieron que el público viese

1. La botella de colonia Séverni

Los amigos de Malévich recordarían más tarde que fue Alexander Brocard, propietario de Brocard & Co., el famoso productor y proveedor de perfumes de los Romanov, quien le ofreció diseñar la botella al artista. Esta fue la primera vez que se diseñaba una botella para un perfume de mercado de masas. Malévich básicamente tenía que crear algo innovador, algo que no debía tener ningún "exceso" típico, como el sempiterno color dorado. En lugar de un mero contenedor funcional, el artista en cambio produjo una serie de elegantes imágenes: un oso subido a la parte superior de un iceberg. Malévich también creó el cartel publicitario para la colonia: un pequeño oso blanco como la nieve sobre un iceberg sobre un fondo negro forrado de rayos. La colonia Severni no solo sobrevivió a las convulsiones políticas, sino que siguió siendo un éxito durante muchos años. Fue producida hasta la década de 1990.

2. Alexánder Ródchenko y el reportaje fotográfico sobre la construcción del Canal del Mar Blanco

Ródchenko es sobre todo conocido por sus fotomontajes que ilustran los libros de Vládimir Maiakovski, sus fotos para publicaciones periódicas y una placa en el edificio constructivista Mosselprom. En 1933 se le ofreció hacer un reportaje fotográfico sobre la etapa final de la construcción del Canal del Mar Blanco, el primer canal navegable construido en la URSS, que conectaría el Mar Blanco y el Lago Onega. En muchos sentidos, este fue un trabajo de construcción innovador: el proyecto más grande en la naciente Unión Soviética y el primer lugar de construcción que empleaba únicamente a prisioneros. El canal fue inaugurado con mucha pompa y sirvió como modelo para reeducar personas mediante el trabajo.

Ródchenko recibió movimiento ilimitado: podía fotografiar donde quisiera y moverse libremente por el territorio. El resultado, contó, fue una serie de 2.000 fotos. Sin embargo, solo se conservan 30, como máximo, hoy. El resto, presumiblemente, permaneció en los archivos de la dirección de seguridad del estado como obras de un fotógrafo desconocido.

3. Nikolái Suetin y las decoraciones de la fábrica de porcelana de Leningrado

Pupilo de Malévich, en 1920 Suetin comenzó a trabajar con él y con Ilyá Cháshnik en la Fábrica de Porcelana de Leningrado, creando los objetos más diversos, desde tazas de té y platillos hasta servicios de té y los llamados Sueton de la porcelana suprematista. Cuando comenzaron las persecuciones contra los artistas de vanguardia, Suetin decidió sumirse en el trabajo en la fábrica y en 1932 fue nombrado como el artista principal de la factoría. Cambió significativamente las formas de la vajilla y objetos decorativos. Entre sus obras en aquel entonces, por ejemplo, estuvo un enorme jarrón de porcelana para el 70º cumpleaños de Iósif Stalin. En 1953, para el funeral de Stalin, el artista llevó a Moscú una enorme corona de rosas de porcelana de Leningrado. Fue un trabajo muy estresante y Suetin sufrió un ataque al corazón en la capital soviética. Murió un año después.

4.Lisitski y el diseño de la revista La URSS en Construcción  

Lisitski trabajó en prácticamente todos los campos del arte, desde el diseño de libros hasta la arquitectura. Su enfoque era radicalmente diferente de lo que había existido anteriormente: exportó los principios suprematistas a la arquitectura y creó un estilo completamente nuevo de cartel de propaganda. Lisitski también trabajó como ilustrador. En 1930 colaboró ​​en la revista La URSS en Construcción, una publicación de propaganda para extranjeros. Creó un fotomontaje de la ratificación de la Constitución de Stalin que apareció en varios números.

5. Vladímir Tatlin y el Pabellón de la Cría de Animales en la VDNJ

Tatlin fue el creador de la famosa Torre de la Tercera Internacional y del ornitóptero Letatlin. Uno de los representantes más vívidos del arte de vanguardia, no se quedó sin trabajo cuando el rumbo estético de la URSS cambió. Tan pronto como el arte abstracto (que había sido elogiado por sus ideas progresistas) fue reconocido como antisoviético, Tatlin dejó de ser el favorito de los críticos y los funcionarios del partido. Para ganarse la vida volvió a la pintura de caballete y a la escenografía en teatros. Durante un cierto período fue incluso el artista principal en el Pabellón de Reproducción de Animales en la Exposición de Logros de la Economía Nacional (VDNJ), pero más tarde sus paneles fueron considerados dañinos y destruidos. Tatlin aceptó cualquier tipo de trabajo. Fue consultor de estudiantes en un instituto de arquitectura y, con otros artistas, incluso elaboró material didáctico para la Universidad Estatal de Moscú.

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