No te puedes perder “Nuréyev”, el estreno más polémico y esperado del Bolshói

Cultura
SVETLANA ISTÓMINA
El estreno mundial del ballet de IlIá Demutski, Kirill Serébrennikov y Yuri Póssojov tuvo un lleno completo. Se acabaron las entradas para las dos representaciones y los próximos espectáculos están programados para junio de 2018

Ya ha tenido lugar el estreno del ballet más esperado, que estuvo en el centro de un gran escándalo en verano e incluso bajo amenaza de ser cancelado. El Bolshói no vendía más de dos entradas por persona para el estreno. Ambas tardes la sala estaba tan llena que hasta en los asientos del tercer nivel se podían ver celebridades. Los siguientes espectáculos están programados para junio pero es mejor empezar a preocuparse por conseguir los billetes ahora. Te contamos por qué.

1. La vuelta del "gran ballet"

A lo largo del siglo XX la norma establecida por la compañía de danza de Diághilev reinó claramente en el mundo del ballet: producciones de un acto sin argumento. A principios de siglo, gracias al renombrado coreógrafo ruso Alexéi Ratmanski la situación comenzó a cambiar. El público volvió a  interesarse por las grandes producciones, los escenarios dramáticos y las fuertes pasiones. El Teatro Bolshói fue uno de los primeros en comenzar a dar vida nueva al género. Estos años ha representado Las ilusiones perdidas y Las llamas de París de Ratmanski, La Cenicienta y Un héroe de nuestro tiempo de Jean-Christophe Maillot y La fierecilla domada, que atrajeron gran atención internacional. Nuréyev es el último paso en el desarrollo de esta tendencia.

2. “Debut” de Nuréyev en el escenario del Teatro Bolshói

Fue el coreógrafo Yuri Possojov el que sugirió dedicar un ballet a Rudolf Nuréyev. Para él tiene un significado especial. El bailarín que transformó la concepción del ballet fue condenado en su propio país, la URSS.  Se confiscaron de las bibliotecas los periódicos y los libros con su nombre y las películas que lo mostraban actuando y se borraron. Sin embargo, los bailarines del Bolshói – y el joven Possojov era uno de ellos- conocían su nombre por el boca a boca. Y cuando iban en giras por el extranjero, se percataron del culto global al bailarín. Quizá el Bolshói fue el único entre todos teatros de renombre del mundo en el que Nuréyev nunca bailó. El ballet Nuréyev conseguirá cubrir este hueco simbólicamente.

3. El renombarado director de cine y de teatro, Serébrennikov, se pasa al ballet

Desde los años 30, a la hora de llevar a cabo una producción de ballet con una gran narrativa, en Rusia se invitaba a un director para trabajar con un coreógrafo. El director ayuda a desarrollar el libretto, a crear los personajes y trabaja con los bailarines en los aspectos interpretativos de sus papeles.

El tándem formado por Póssojov y el director Kirill Serébrennikov surgió hace varios años, durante el estreno en el Bolshói de Un héroe de nuestro tiempo. Serébrennikov es uno de los directores rusos más solicitados y tiene mucha experiencia en el teatro musical, donde ha llevado a cabo varias producciones, Juana de Arco en la hoguera  de Honegger o Hansel y Gretel para la Ópera de Stuttgart, entre otras.

4. Un ballet único con canto y recitaciones

Serebrénnikov y Possojov han desarrollado una nueva forma de espectáculo. El ballet, dedicado a un personaje que mucha gente entre el público conoció personalmente o vio en el escenario, está hecho como un documental, como si fuera una subasta que realmente tuvo lugar un par de meses después de la muerte del bailarín. En Nuréyev el baile no solo se acompaña de música sino también por texto y la coreografía a menudo se combina con los cantos del coro. Las voces del que hace la subasta y de lo autores de las cartas se combinan con el movimiento. En la producción participan varios centenares de artistas y la salida ante el público después del espectáculo dura unos cuatro minutos.

5. Varios espectáculos en uno

El ballet incluye cartas a Nuréyev de personas que eran cercanas a él, escritas actualmente y solicitadas por los directores de la producción. Se leen en el escenario las palabras de Alla Osipenko, su pareja de baile en Leningrado, Natalia Makárova, compañera en la escuela de ballet y dos bailarines masculinos a los que llevó al máximo nivel en la siguiente generación: Charles Jude y Laurent Hilaire. Están acompañadas por dos piezas coreográficas llamadas, “Cartas”.

Estas dos piezas en forma de solo, masculino y femenino, son esencialmente dos ballets independientes de un acto. Aunque forman parte de la producción también pueden representarse de manera aislada. Ambas pertenecen al mejor trabajo coreográfico de Yuri Possojov así como las escenas de la Gran Gala en las que Nuréyev cambia de papeles, teatros y alumnos.