Estos son los memoriales de guerra soviéticos más impresionantes fuera de Rusia

Cultura
BORÍS YEGÓROV
Hay cientos de monumentos en Europa que conmemoran la valentía de los soldados del Ejército Rojo y su victoria contra el nazismo. Aunque muchos de estos lugares están en el olvido, la mayoría sigue siendo debidamente atendida por las autoridades locales y la gente común. Russia Beyond presenta los ejemplos más importantes.

1. Monumento soviético de guerra en el Parque Treptower de Berlín (Alemania)

El monumento al soldado soviético en el Parque Treptower de Berlín es, probablemente, el monumento de guerra soviético más conocido fuera de Rusia.

El soldado de 12 metros de altura, de pie sobre los restos de una esvástica rota, sostiene a una niña que ha salvado (casos como este realmente tuvieron lugar) en una mano y una espada en la otra. Según el primer plan del escultor Evgueni Vuchétich, debía sostener una ametralladora, pero Stalin sugirió una espada en su lugar.

2. Monumento de los Héroes del Ejército Rojo en Viena (Austria)

El Memorial Soviético de Guerra en Viena, conocido como el Monumento de los Héroes del Ejército Rojo, recuerda a los 17.000 soldados soviéticos que murieron durante la ofensiva para la liberación de Viena en abril de 1945.

El complejo conmemorativo incluye una balaustrada compuesta de 26 columnas y una escultura de un soldado soviético con casco dorado, sosteniendo una bandera soviética.

3. Complejo Memorial de Slavin en Bratislava (Eslovaquia)

Conocido como Slavin, impresiona al espectador por su gran poder. Encima de la torre de 39 metros de altura se encuentra una escultura de un soldado de 11 metros.

Existe en el lugar un cementerio con seis fosas comunes y 278 tumbas individuales de los 6.845 soldados soviéticos que participaron en la liberación de Bratislava en abril de 1945.

4. Monumento Aliosha” en Plovdiv (Bulgaria)

La iniciativa de instalar un monumento al soldado soviético provino de los habitantes de Plovdiv sin mediar ninguna sugerencia de las autoridades locales.

El monumento de 11 metros apodado “Aliosha” (un afectuoso diminutivo del nombre ruso Alexéi) es un símbolo no oficial de la ciudad.

5. Memorial de la Victoria al Ejército soviético en Riga (Letonia)

El complejo, que consta de un obelisco de 79 metros de altura y dos grupos de esculturas, conmemora la liberación de Riga y la Letonia soviética durante la Gran Guerra Patriótica.

Hoy en día, el lugar es un punto de reunión tradicional para miles de habitantes locales que conmemoran el Día de la Victoria cada 9 de mayo.

6. “Soldado de bronce” en Tallin(Estonia)

El monumento de guerra soviético en Tallin tuvo una vida compleja. En abril de 2007, el Gobierno de Estonia decidió trasladar el “Soldado de bronce” y las tumbas de 12 soldados soviéticos enterrados cerca del centro de la ciudad al Cementerio Militar.

La decisión causó disturbios masivos entre la población rusa de Tallin y enturbió las relaciones bilaterales entre Rusia y Estonia.

7. Cementerio Militar Soviético en Varsovia (Polonia)

Los 21.468 soldados soviéticos que murieron mientras liberaban Varsovia fueron enterrados en un complejo conmemorativo en la parte sur de la ciudad. El complejo consta de un obelisco de 38 metros y dos grupos de esculturas.

8. Fortaleza de los Héroes en Brest (Bielorrusia)

Este enorme complejo conmemora la valentía de los defensores de la Fortaleza de Brest, que fueron los primeros en combatir al enemigo nazi el 22 de junio de 1941. Comprende cuarteles, búnkeres de pólvora y fortificaciones, un Obelisco, el Monumento “Coraje” y la escultura Sed.

Este es el mayor complejo conmemorativo de la Gran Guerra Patriótica existente en el espacio postsoviético.

9. Monumento al Soldado Libertador en Járkov (Ucrania)

Esta gran escultura del soldado soviético es conocida cariñosamente como Pavlusha (un diminutivo del nombre Pável) por los residentes de Járkov, siguiendo el ejemplo de los residentes de Plovdiv con su Aliosha.

10. “Monumento ruso en Kirkenes (Noruega)

El monumento al soldado soviético fue instalado por los residentes de la ciudad de Kirkenes, en el norte de Noruega, como una muestra de gratitud por la liberación del condado de Finnmark durante la ofensiva Petsamo-Kirkenes en octubre de 1944.