Se trata de un área forestal con pinos retorcidos que se encuentra en la zona de conservación Kúrshskaia Kosá (el istmo de Curlandia, en español), en la periferia de la aldea Rybachi. Se plantó en 1961, pero los árboles crecieron de forma diferente a sus vecinos - sus troncos se fueron contorsionados desde las raíces. La gente dice que esto es debido a la labor de la oruga Rhyacionia. Supuestamente estas infectaron el material de siembra, pero las orugas no dañaron a los demás árboles porque... simplemente se alejaron.
Esta es la teoría oficial. Obviamente, hay muchas otras de carácter mistérico: de ovnis a rumores de Nazis del Tercer Reich que probaron sustancias químicas aquí, envenenando el suelo. La ex directora del parque nacional Kúrshskaia Kosá Alexandra Koroliova, señala una anomalía distinta: “Era febrero. La nieve se derretía, pero hacía mucho frío en el bosque. Primero pensé que era sólo mi sensación, pero luego los silvicultores que de vez en cuando recogen ramitas secas me dijeron que hacía más frío en el bosque que en cualquier época del año. No sé cómo explicar esto. Los empleados del parque llevaron a cabo un experimento plantando nuevos brotes de pino y al final también salieron retorcidos”.
También se sabe que en tiempos antiguos había un templo prusiano-druida que en estos terrenos. Según la leyenda, el templo no fue erigido en lugares aleatorios, sino en los llamados “lugares de fuerza” - zonas con algún tipo de energía inexplicable.
Esta construcción urbana inacabada se encuentra en el centro de la ciudad, en parte en el lugar del castillo real demolido por los comunistas. El castillo fue residencia de los Caballeros Teutónicos y el lugar donde los reyes eran coronados. El ala suroeste del edificio se encuentra en la ubicación de la antigua Sala de la Orden del Águila Negro, la más alta orden en el Reino de Prusia. El edificio fue reconstruido en 1972, pero a pesar de su apariencia atractiva y estar a un 95 por ciento de rehabilitación, nunca fue habitado. Y nunca se intentó demolerlo. Con el tiempo se convirtió en, como dicen los lugareños, un símbolo "nacido muerto” de Kaliningrado. Hay una leyenda que dice que otro templo prusiano solía existió en el mismo lugar, rodeado por un bosque de robles.
Lo más extraño sobre este edificio edificio es que en el ala sudoeste, la flecha de una brújula siempre mostrará varias direcciones. La gente dice que este efecto no se puede observar en otras partes del edificio o fuera.
No muy lejos de la Casa del Concilio, en el Pantano Inferior, se encontró una vez una de las principales logias masónicas de la capital prusiana. El Tercer Reich la convirtió en un laboratorio secreto para su proyecto Ahnenerbe, que estudiaba las prácticas ocultas. “La cosa es que la conciencia de Hitler y sus compatriotas estaba muy sujeta a mistificaciones”, dice el historiador local Serguéi Trífonov. “Los nazis eran muy sensibles al ocultismo y hacían un uso meticuloso de escritos y símbolos antiguos. Mi colección de fotos tiene más de 80.000 signos maestros y runas, grabados en ladrillos, zarpas de lobo y palmas de manos de niños recogidos en este territorio”.
Entre los objetos extraños encontrados en Königsberg 13 (esta cifra siempre acompañó a la ciudad - si se suman los números de su año de fundación, 1255, produce 13) había un conjunto de huellas de Lucifer, una máscara post mortem de niño y uñas de Ludwig, clavadas con un martillo en la frente de una persona fallecida que había guardado información secreta mientras estaba viva.
El lago principal de la ciudad, Pregel, serpentea alrededor de las islas y, de acuerdo con muchas leyendas urbanas, es un lugar donde habitan sirenas. Hoy en día una de estas islas alberga una catedral del siglo XIV y la tumba del filósofo Emmanuel Kant. Antes, se encontraba uno de los tres asentamientos de Königsberg, Kneiphof. Su primer escudo mostraba un brazo que se levantaba de las aguas de Pregel y extendía una corona. Más tarde escudos de armas también mostraron sirenas. Una veleta con sirena también se puede ver en la aguja de la catedral. Se decía que la cola de la sirena apunta hacia el lugar donde se podía encontrar una persona ahogada.
Hoy en día nadie se toma en serio las historias sobre las sirenas, así que la gente ahora prefiere ter miedo en la isla de Kneiphof a fantasmas. En noviembre de 2008, la tripulación del popular programa de televisión It can not be pasó un par de días buscando un espíritu errante que los guardias de la catedral habían asegurado ver y que habría sido grabado por las cámaras de vigilancia.
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