Se trata de uno de los objetos de exposición más antiguos de las colecciones estatales, creado presuntamente por la Horda de Oro en el siglo XIV. Esta corona imperial debe su nombre a una leyenda rusa que afirma que la corona era un regalo del emperador bizantino, Constantino Monómaco a la antigua Rus. Sin embargo, nunca se ha corroborado su veracidad. Desde finales del siglo XV hasta finales del XVII fue el principal símbolo del poder en la Rus y se utilizó en las ceremonias de entronización de los zares. Entre los componentes de esta corona destacan el oro, la plata, las piedras preciosas, las perlas, el hierro cincelado, la piel y el esmalte.
Este objeto ocupa un lugar especial en la legendaria colección de joyas de Pascua e incluye una sorpresa mecánica: un tren que se puede sacar y poner en marcha con una diminuta llave de oro. Un mecanismo de solo dos centímetros en la locomotora pone en movimiento un tren con lámparas de rubí y faros de brillantes. En los vagones se leen las siguientes inscripciones grabadas: “Conexión directa con Siberia”, “Para damas”, “Para fumadores”, “Para no fumadores”. El último vagón es una capilla. Este huevo de platino con rubís y diamantes es un regalo del último zar ruso, Nikolái II, a su esposa, la emperatriz Alexandra Fiódorovna.
Fabricado en bronce, pesa unas 40 toneladas y podría lanzar proyectiles de 890 mm de calibre. Es sin duda una mejores obras del arte militar ruso. El cañón lo construyó el fundidor de la corte Andréi Chójov por orden del zar Fiódor Ivánovich en 1586 y se instaló en el patrio Pushechni de Moscú. Aunque puede disparar, el cañón nunca ha participado en un combate. El tubo está adornado con frisos fundidos, franjas ornamentales y con la figura del zar Fiódor Ivánovich.
La fundición de la campana más grande de Rusia, que pesa 200 toneladas, duró cerca de un año y finalizó el 25 de noviembre de 1735. No se instaló inmediatamente en un campanario, ya que para ello era necesario mejorar la estructura. Dos años después, durante un incendio en el Kremlin, al extinguir el fuego con agua, la campana se enfrió demasiado rápidamente y se agrietó. El peso del fragmento roto, que actualmente se expone junto a la campana, es de 11,5 toneladas.
Confeccionado a la russe, es decir, con brocado de plata lisa y decorado con bordado de hilo de plata y con perlas. La encargada de su creación fue Olga Bulbenkova, sastre oficial de la corte. Varios conocidos pintores, entre ellos Mijaíl Vrúbel, presentaron dibujos con el diseño de la prenda, aunque finalmente la emperatriz escogió un boceto de su dama de compañía. Los trabajos de confección del vestido duraron un año. Pesaba 10 kg, y el manto que la emperatriz llevó encima, otros 13 kg.
Se trata del único carruaje de este tipo que se conserva en todo el mundo. Fue un regalo del rey Jacobo I de Inglaterra al zar ruso, Borís Godunov, en 1603. El carruaje está decorado con tallas y esculturas con escenas de caza y batallas entre cristianos y musulmanes. Para conducirlo el cochero debía caminar junto a él o montar uno de los caballos de tiro.
Este yelmo de gala del zar fue fabricado en 1621 en las forjas del Kremlin por el maestro Nikita Davídov con oro y acero de damasco, y está decorado con piedras preciosas y perlas. El yelmo estaba pensado como una especie de corona de combate para el zar, como demuestran las coronas de oro dibujadas en el casco.
Instalado el 1 de septiembre de 1551 en la catedral de la Dormición para el zar Iván el Terrible. Según los historiadores, en los relieves del trono se reflejan las claves de la doctrina política del primer zar, así como cuestiones acerca de la sucesión. También hay alusiones a los emperadores romanos y bizantinos a través de los príncipes de Kíev y de Vladímir. Se cree que la compleja talla de la madera fue obra de maestros de Nóvgorod.
Estas joyas de oro y piedras preciosas del Renacimiento tardío fueron creadas por orfebres europeos a finales del siglo XVI y principios del XVII. Están decorados con esmaltes de colores y en el orbe se muestran escenas de la vida del rey David.
En 1682 se coronaron dos zares simultáeamente: Iván V, de quince años, y Pedro I, de once. Como el hermano mayor no se distinguía por su inteligencia ni por su salud y Pedro era demasiado joven para encargarse de los asuntos de Estado, fue la hermana mayor de ambos, la zarevna Sofia, quien gobernó hasta la mayoría de edad de Pedro.
Los artesanos del Kremlin fabricaron para los zares cogobernantes este inusual trono con sus correspondientes símbolos de poder: águilas bicéfalas, leones, unicornios y coronas. El trono tiene un tercer lugar oculto a la espalda del asiento derecho para los consejeros que ayudaban a los jóvenes a mantener las negociaciones.
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