Tanto niños como adultos disfrutaban de estas rosquillas. Fuente: Anna Jarzéieva
Hay dos tipos de pónchiki: los que tienen un agujero en el medio y los que no. Los que no lo tienen también pueden llevar relleno.
Yo estaba segura de que los que tenían agujero eran la variedad Moscú, de ahí su nombre: Pónchiki de Moscú; y que los que no, eran la variedad de San Petersburgo.
En cuestión de cafeterías y repostería, San Petersburgo ha conservado más tradiciones que Moscú. La famosa pastelería Séver aún se yergue orgullosa en la avenida principal de la ciudad, la Avenida Nevski, y los moscovitas suelen acudir allí para comprar unas pastas y llevárselas a casa. A diferencias de Moscú, también quedan pastelerías en las que se puede degustar repostería y tomar un café en una mesa, de pie.
Rosquilla de Moscú 1 ½ taza de harina 2 cucharadas de azúcar 1 cucharada de mantequilla 1 huevo ½ taza de leche ½ cucharada de bicarbonato sódico 100g de aceite o grasa (para freír) |
La próxima vez que me antojen unos pónchiki, voy a subirme a un tren para ir directamente a San Petersburgo. Mientras tanto es posible preparar en casa unas ricas rosquillas de Moscú.
Mezcle la harina y el bicarbonato sódico y añada un poco de canela en polvo. Tamice la mezcla. En un recipiente aparte, mezcle el azúcar, la mantequilla y el huevo. Bátalo bien. Añada la leche lentamente. Poco a poco, vierta la mezcla de huevo sobre la mezcla de harina. Amáselo todo.
Estire la masa hasta conseguir que tenga un grosor de 0,5 cm. Córtela en círculos. Corte el centro de cada círculo formando un anillo. Fríalo en abundante aceite caliente. Antes de servir, espolvoree las rosquillas con azúcar glasé.
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