Cuándo los zares rusos comían cisnes fritos

 Víctor Shílov. «La fiesta de los Boyardos». 2000.

Víctor Shílov. «La fiesta de los Boyardos». 2000.

Víctor Shílov

En la época prepetrina, grandes príncipes y zares vivían en el Kremlin de Moscú. Esta sociedad profundamente religiosa observaba un gran número de días de ayuno, pero cuando la carne dejaba de estar prohibida, el banquete (especialmente para los invitados nobles) empezaba con un cisne.

“Los stólniki salían a comer y traían el vodka que siempre beben al principio de la comida, y luego los cisnes fritos, que en los días de carne casi siempre sirven a sus invitados como primer plato. Colocaron tres de ellos ante el soberano; éste los atravesó con un cuchillo para ver cuál era mejor y preferible a los otros, tras lo cual ordenó inmediatamente que se los llevaran. Todos juntos salieron entonces por la puerta. Cerca de la puerta del comedor había una mesa para cortar la comida; allí se cortaba el cisne, poniendo en cada plato luego cuatro alas, luego cuatro muslos...” - escribió en Notas sobre Moscovia el diplomático austriaco Segismundo Herberstein en el primer cuarto del siglo XVI.

Las mejores piezas se ofrecían a los altos invitados. Un embajador italiano llegó a quejarse de que la ceremonia se celebraba tan a menudo que, antes de probar el plato, ya se despertaba el apetito.

Tras el cisne, se llevaban a la mesa otras viandas como grullas, alondras, perdices, patos y pollos.

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