La biblia de la cocina soviética, El libro de la comida sana y sabrosa, llama a esto "desayuno de un ingeniero soviético". Es increíblemente fácil y rápido de cocinar (para que un hombre soviético pudiera prepararlo). Basta con hervir salchichas, añadir guisantes enlatados (sanos y deliciosos) y condimentar con mostaza. Perfecto, ¿verdad? Pero, ¿comerías un desayuno así? Parece una mezcla de desayuno tradicional inglés y cena alemana…y con pocos ingredientes. Pero el pueblo soviético SÍ tomaba realmente un desayuno así, y todavía entusiasma a muchos rusos.
Cocinamos mucho para las fiestas, sobre todo las de Año Nuevo y los cumpleaños. Así que de la mesa llena de platos siempre sobra algo. Una docena de fiambreras acaban normalmente en la nevera. Pero no se cubrirán de moho. Lo más probable es que se coman al día siguiente, ¡para desayunar!
La primera comida típica del 1 de enero es siempre la ensaladilla rusa (Olivier), un pequeño “arenque bajo un abrigo de pieles” que consiste en remolacha triturada, patatas y zanahorias untadas con mayonesa. ¿Y sabes una cosa? Los rusos creen que al día siguiente saben aún mejor porque durante la noche la mayonesa consigue empapar bien todas las capas.
Seguro que has oído que los rusos están obsesionados con la sopa. Simplemente no pueden imaginarse un almuerzo contundente sin ella, por no hablar de sobrevivir más de una semana sin caldo líquido caliente...
Sin embargo, sólo hay una ocasión en la que los rusos toman sopa por la mañana (o lo primero que hacen al levantarse): si tienen resaca. Se cree que cuanto más grasa tenga la sopa, mejor ayudará a disipar las secuelas de una noche de juerga. Caldo de pollo con fideos, borsch o sopa de col agria: cualquier cosa funciona a la perfección. Por no hablar de las nutritivas sopas caucásicas como la shorba y la jash, a base de caldo de cordero.
Puede que quieras probar estas sopas con un trago de vodka... bueno, puede actuar como cura, o ayudarte a comenzar la segunda ronda de la fiesta.
Muchas culturas tienen sus propias bolas de masa hervida con relleno en su interior, y los pelmeni son la versión rusa de los ravioli italianos, los pierogi polacos y las giozas chinas. Son pequeños trozos de masa rellenos de carne picada. Las amas de casa soviéticas solían hacerlos en grandes cantidades y luego los congelaban, listos para hervirlos rápidamente y convertirlos en un sustancioso plato de invierno.
En la Rusia moderna, los pelmeni se venden congelados en las tiendas y se consideran un alimento básico de solteros y estudiantes. Si los hierves para desayunar, no tendrás que preocuparte por el almuerzo y estarás lleno para la mitad del día o más.
Un soldado ruso incluso compartió una foto de su desayuno militar: pelmeni servidos con maíz enlatado... ¡Una combinación atrevida!
Normalmente, sin embargo, el pelmeni no es una comida que se consuma como desayuno.
Este plato es habitual en el menú de desayuno de los hoteles de provincia y es otra reliquia de la época soviética.
Pues bien, los rusos están obsesionados con el trigo sarraceno (o grechka, como lo llamamos nosotros), y hay un montón de maneras de cocinarlo (aquí están 12 recetas ganadoras). Los niños solían comer grechka con azúcar y leche, pero añadir un huevo frito al trigo sarraceno lo convierte en una estupenda comida de carbohidratos y proteínas... Pero grechka guisada con ragú de carne... ¿es eso lo que realmente quieres tomar con tu taza de café? No obstante, muchos rusos lo comen con gusto a cualquier hora del día.
¡No lo llamamos pasta! Son “macarrones a la flota” (по-флотски - po-flotski). De forma misteriosa, este plato suele aparecer en las casas rusas junto con el borsch. Revelaremos un secreto: para hacer un buen caldo de borsch se hierve mucha carne, pero no se utiliza toda para la sopa. El resto de la carne cocida se tritura, se fríe con cebolla y se añade a los macarrones, la guarnición favorita de niños y mayores. Este plato de la época soviética, al igual que el trigo sarraceno con carne, aún puede verse en el menú del desayuno de los sanatorios provinciales, pero la gente de clase trabajadora también lo disfruta antes de una larga y dura jornada.
Por cierto, existe una leyenda sobre cómo obtuvo su nombre este plato. Los marineros rusos probaron la pasta boloñesa en el extranjero y les gustó tanto que pidieron al cocinero del barco que se la preparara. Mientras surcaban los océanos, olvidaron el sabor original del plato, o quizás simplemente se quedaron sin tomates, y el ahorrativo cocinero simplificó intencionadamente la receta.
Los huevos cocidos son un desayuno típico, lleno de proteínas. Pero, ¿quién comería sólo un huevo cocido? Es aburrido... Habría que añadir caviar rojo o negro... Sin embargo, eso puede resultar caro, así que los soviéticos encontraron una solución y empezaron a añadirles mayonesa. La sabrosa salsa se convirtió en el sustituto de todos los demás aderezos, y sigue siendo increíblemente popular en Rusia.
Los huevos cortados por la mitad se sirven aristocráticamente con mayonesa en platos pequeños, e incluso se puede encontrar en los menús de desayuno de los colegios rusos. Probablemente no como plato principal, sino como aperitivo... Añade guisantes en conserva o maíz en conserva y empieza el día por todo lo alto.
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