Antón Vaino.
Alexei Druzhinin/TASSTras el cese del jefe del gabinete, Serguéi Ivanov, el relativamente desconocido Antón Vaino pasó a ocupar su lugar. Aunque la decisión pueda parecer que forma parte de la rutina política, la salida de un miembro clave del círculo íntimo de Putin podría tener importantes implicaciones.
El nuevo jefe de la administración presidencial tendrá contacto directo con el jefe del Estado y determinará su horario. Esto lo convierte en una persona muy influyente ya que Vaino será la persona encargada de elegir los eventos a los que asistirá Putin así como el que determina a quién visita y recibe.
Vaino es una persona que no ha sido mencionada en ningún escándalo político ni ha estado implicada en las luchas de poder. Además está alejado de los negocios y de los grupos de poder del círculo de Putin.
Su supuesta vinculación con con el oligarca Serguéi Chemezoc, uno de los hombres más influyentes en la industria de la defensa y director de la corporación de alta tecnología Rostec, es más bien débil. Vaino no es una persona que haga lobby para los intereses de Chemezov, al fin y al cabo este ya tiene su propio acceso al presidente ruso.
El cualquier caso la neutralidad de Vaino y su bagaje como tecnócrata puede ser conveniente para Putin y hay dos explicaciones posibles para esta decisión. La primera es que se trata de una figura temporal que dentro de un año o dos será reemplazada por otra con mucha mayor influencia en el ámbito político.
La otra versión apunta a la pérdida de importancia política que podría haber sufrido el gabinete presidencial y que a partir de ahora se convierta en un puesto más técnico y administrativo. Al fin y al cabo, Putin necesita instituciones estables para cuando se produzca el cambio de poder.
De modo que tal vez decida fortalecer otros órganos, como el gobierno o el parlamento, durante su próximo mandato presidencial. Esto podría reducir los riesgos potenciales y hacer más sostenible el sistema.
Ya se están produciendo maniobras políticas de cara a las elecciones presidenciales de 2018. Se habla de que Putin pueda adelantarlas a septiembre de 2017, para que el parlamento y el presidente se elijan el mismo día. Para su nuevo mandato Putin necesitará un equipo que trabaje mejor, asuma más responsabilidades y tenga interés en mantener el sistema.
Como norma este tipo de personas se encuentran en los segundos escalafones del poder, un escalón por debjao del círculo más cercano a Putin, como lo era Ivanov. Pueden ser personas en las que confiar plenamente (como los antiguos guardaespaldas) o ser muy profesionales e imparciales. El aumento de su importancia depende exclusivamente de Putin, lo que hace que sean leales al presidente.
En cambio, el viejo círculo de amigos del mandatario -bien sean del KGB o de San Petersburgo- es todavía válido y su opinión es relevante. En cualquier caso, esta generación está envejeciendo y no garantizan un cambio de poder suave en 2018 (o 2024).
El presidente está promocionando a miembros de una nueva generación, que tienen entre 40 y 50 años, y que ahora pueden ganar experiencia como líderes, formar equipos y ganarse el apoyo de la opinión pública. Esta nueva élite proporcionará estabilidad y continuidad una vez que Putin se haya retirado.
Artículo abreviado y publicado originalmente en inglés en Russia Direct.
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