Mientra continúan las batallas en Alepo, los expertos que asistieron a la conferencia esperan que Rusia y otros actores clave en la región sean capaces de crear una situación para que pueda haber una paz duradera en el país árabe. Los analistas rusos volvieron a hacer una llamada para crear una gran coalición para luchar contra el terrorismo global, pero todavía hay diferencias entre Moscú y Occindente respecto a esta cuestión.
Al encuentro de principios de mayo asistieron los ministros de Defensa de 19 países y más de 700 delegados de todo el mundo, que se analizaron las amenazas comunes a la seguridad y las prioridades relativas en la lucha antiterrorista. Entre los asistentes se encontraban los ministros de Defensa y Exteriores de Rusia, Serguéi Shoigú y Serguéi Lavrov, respectivamente, así como otros destacados miembros de las autoridades rusas.
La línea general de los ponentes rusos se centró en las críticas a las políticas occidentales. Aunque también hicieron hincapié en la oferta que el presidente Putin realizó en septiembre del año pasado durante su discurso ante la Asamblea General de la ONU, y que ha repetido en varias ocasiones desde entonces, para continuar el diálogo militar como socios en igualdad de condiciones y establecer una amplia coalición internacional contra el terrorismo.
Shoigú habló de que algunos países (en referencia a los EE UU) tratan de explotar en su beneficio los avances militares de los que disponen y coaccionan a otros miembros de la comunidad internacional. Shoigú también lamentó que todavía haya “un modo de pensar en bloques”, como ocurría durante la Guerra Fría.
Se refirió al apoyo que la OTAN prestó a Turquía tras el derribo de un caza ruso Su-24 en la frontera sirio-turca. Según el ministro la Alianza es rehén de la política más agresiva de uno de sus miembros. Otros ponentes se quejaron de la militarización que la OTAN lleva a cabo en la frontera rusa y de las negativas para cooperar y establecer un espacio de seguridad indivisible y en las mismas condiciones en Europa.
La campaña siria y el terrorismo internacional fueron los temas centrales del encuentro. El teniente general Serguéi Rudskói, jefe de la operación rusa en el país árabe, señaló que se han realizado 9.500 salidas y se han golpeado 29.000 objetivos de los terroristas.
Según afirman en el Ministerio de Defensa, la intervención rusa ha destruido la columna vertebral de los insurgentes porque ha deteriorado las estructuras y las redes logísticas y financieras, además ha permitido que las tropas gubernamentales avancen en todos los frentes y recuperen un territorio de 11.000 km cuadrados, lo que incluye alrededor de 500 localidades.
Según Rudskói estos éxitos han sido posibles gracias a la cooperación entre Rusia y los militares sirios y algunas milicias populares, que han utilizado el conocimiento del terreno para guiar ataques aéreos y proporcionar valiosa información de inteligencia militar. Dijo también que los pilotos rusos evitaros caer en la trampa de atacar civiles, lo que les habrá alejado de la población civil. Las fuentes que afirman lo contrario participan en la “guerra informativo”, explicó el militar.
Los analistas occidentales afirman que hay víctimas civiles y hablan también del apoyo que las tropas sirias han recibido por parte de Hezbolá e Irán.
El Jefe del Estado Mayor, Valeri Guerásimov, justificó la intervención rusa como un esfuerzo para contener la expansión del terrorismo a nivel regional y como una manera de defenderse ante el aumento del radicalismo islámico en el país.
Guerásimov argumentó que Rusia cuenta con el derecho legal para intervenir militarmente en Siria, ya que al contrario que los países de la coalición occidental, ha recibido una invitación formal del gobierno para intervenir. Además, explicó que los objetivos actuales de Rusia consisten en promover el proceso de paz, colaborar con la ayuda humanitaria y eliminar los explosivos de los lugares en los que han estado los terroristas.
Otros ponentes rusos se refirieron al éxito militar de la operación. Según explicaban es un buen ejemplo de la aplicación de un poder militar limitado para obtener el objetivo deseado. Las bajas han sido pocas y las Fuerzas Aéreas han sido capaces de evitar la derrota de Asad hasta convertirlo en una actor clave del proceso de paz.
Aunque Rusia tiene los mismos retos por delante que el resto de actores en el conflicto: asegurar una victoria militar o un acuerdo de paz duradero.
Publicado originalmente en Russia-Direct
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