Rusia y América Latina han entrado en una nueva etapa de cooperación económica, incluso de asociación estratégica, en su proceso de búsqueda de una mayor influencia en el actual sistema de relaciones internacionales, afirmó hoy en declaraciones a Efe el economista ruso Piotr Yakóvlev.
"Es sintomático que el acercamiento ruso-latinoamericano se produce en un periodo de nueva guerra fría, provocado, en primer lugar, por la crisis ucraniana", destacó Yakóvlev, jefe de la cátedra de Actividad Económica Exterior de la Universidad de Economía Plejánov de Moscú.
Rusia y América Latina, añade el catedrático, coinciden no sólo en que el actual orden internacional "no permite desarrollar el potencial de los países emergentes y limita su papel en la toma de decisiones globales clave", sino también en su visión de cómo debe cambiar el escenario mundial.
La complementariedad de la economía rusa y la de la mayoría de los países latinoamericanos, y la ausencia de controversias en asuntos importantes de política internacional abren, en opinión de Yákovlev, importantes horizontes de cooperación.
Pese a la influencia negativa de las turbulencias económicas globales, el intercambio comercial entre Rusia y Latinoamérica multiplicó por tres entre 2004 y 2014, desde los 5.800 hasta los 17.200 millones de dólares en cifras anuales.
"América Latina se ha convertido en un importante mercado para una serie de productos de exportación rusos", agrega el experto, que destaca, sin embargo, que la estrategia política y económica de Moscú hacia la región radica en promover grandes proyectos de inversión, que permitirán renovar la plataforma de cooperación.
A guisa de ejemplo, Yákovlev citó la participación del consorcio petrolero ruso Rosneft en Plan de la Patria de Venezuela, cuyo objetivo es duplicar la extracción de crudo, de 3 a 6 millones de barriles diarios para 2019, y que requerirá inversiones rusas por un monto de 65.000 millones de dólares.
"Hasta hace muy poco era imposible imaginar que grupos de negocios rusos pudieran siquiera plantearse semejantes volúmenes, colosales, de inversiones de capital en algún país latinoamericano", apuntó.
Según el economista, la apuesta estratégica que ha hecho el Kremlin por intensificar las relaciones con los países latinoamericanos ha sido más que oportuna, como ha quedado en evidencia tras la adopción de las sanciones económicas occidentales contra Rusia por la crisis ucraniana.
"Precisamente Argentina, Brasil, Paraguay, Chile y otros países latinoamericanos cuentan con los recursos necesarios para sustituir en el mercado nacional los productos de los países occidentales a los que se les ha vetado la entrada en Rusia", recalcó.
El experto se refería al embargo a las importaciones de alimentos perecederos procedentes de la Unión Europea, Estado Unidos, Canadá y otros países, adoptado por el Gobierno de Rusia en respuesta a las sanciones económicas occidentales.
En 2014, el valor de las importaciones de productos cárnicos desde América Latina aumentó en 500 millones de dólares respecto del año anterior, dijo Yákovlev al ilustrar el incremento de la presencia en el mercado ruso de alimentos producidos en países latinoamericanos.
"Entre Rusia y los países de Latinoamérica actúan fuerzas de atracción mutua que permiten diseñar un algoritmo de interacción política y económico-comercial eficaz y conferir a sus relaciones bilaterales el carácter de una asociación madura", concluyó el economista.
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