La cumbre de la Organización de Cooperación de Shangái: mirada euroasiática al futuro del mundo

Dibujado por Alexéi Iorsh
Los días 8 y 9 de julio se celebró en la ciudad siberiana de Ufá la cumbre de la OSC, que integra a China, Rusia y varios países de Asia Central. Se acordó la inclusión de India y Pakistán en el grupo, por lo que adquiere cada vez más importancia geopolítica, al mismo tiempo que impulsa la cooperación entre los países integrantes.

La Organización de Cooperación de Shangái, un bloque regional de carácter político, económico y de seguridad integrado por Rusia, China, Kazajistán, Kirguizistán, Tayikistán y Uzbekistán creado en 1996. Entre el 8 y el 9 de julio celebró su cumbre en la ciudad de Ufá, capital de la república rusa de Bashkiria, donde se admitió la adhesión de India y Pakistán.

El presidente Putin hizo una valoración de esta cumbre en la última rueda de prensa. Como conclusión principal de la cumbre  Putin destacó que se ha demostrado claramente que la OCS es un actor influyente en el sistema actual de relaciones internacionales, que constituye un factor clave para el mantenimiento de la seguridad y la estabilidad en la región, y que se está convirtiendo en una plataforma adecuada para la puesta en común de los diferentes intereses nacionales y para el avance de la cooperación a nivel continental.

Los Estados fundadores decidieron crear la OCS en 2001, cuando el problema del terrorismo se colocó a la cabeza de la agenda internacional y centró la atención de muchos países en el ámbito de la seguridad nacional. En muchos sentidos, aquel era un momento decisivo para la formación de una asociación entre Rusia, China y los cuatro Estados centroasiáticos.

Desde entonces se ha avanzado mucho y se ha logrado una buena parte de los objetivos fijados aquel año. Pero el mundo cambia a tal velocidad que a la misión conjunta de combatir el extremismo y el terrorismo se le han sumado otros muchos objetivos.

De aquí la relevancia de la cumbre celebrada en Ufá, donde la organización, fortalecida por sus nuevas condiciones, pudo formular sus objetivos y misiones para la próxima década. La OCS se mantiene fiel a los principios recogidos en su carta fundacional, pero al mismo tiempo ha matizado y precisado sus cometidos y sus líneas de actuación.

Cabe observar que, cuando una estructura internacional adopta una estrategia a diez años, tiene claro su modus operandi y además se abre a la entrada de nuevos miembros puede considerarse equilibrada, apta para asociaciones.

La ampliación de la OCS, con la inclusión de India y Pakisán, ha sido la noticia que mayor impacto ha causado, lo cual es lógico, ya que desde su fundación esta es la primera vez que se decide ampliar el número de integrantes.

Como declaró el presidente de Rusia, la entrada de la India y Pakistán aumentará las posibilidades que tiene la OCS de contrarrestar las amenazas y desafíos actuales, además de mejorar considerablemente su potencial político y económico.

El 'sexteto' de la OCS se convierte en un grupo de ocho, con la admisión de dos de los países más relevantes de Eurasia. No hay que olvidar que esto requerirá algo de tiempo: el procedimiento de admisión de nuevos miembros se implementa de manera gradual y requiere la adhesión del Estado solicitante a una serie reglamentos jurídicos internacionales.

Por eso, de momento, hasta la celebración de la próxima cumbre en Tashkent en 2016, la OCS continuará funcionando con su composición actual.

A los países miembros de la OCS —Rusia, China, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Uzbekistán—, a los observadores —Afganistán, Irán, la India, Mongolia y Bielorrusia— y a los socios de la organización —Turquía y Sri Lanka, a quienes se han unido Azerbaiyán, Armenia, Camboya y Nepal— no solo les une el hecho de que todos se encuentran en Asia o en el espacio euroasiático. En muchos sentidos, estos países comparten también ideas. Son países con una política interior y exterior independientes, que defienden su derecho a un desarrollo adecuado a las particularidades de cada nación, coinciden en su concepción del orden mundial actual y mantienen enfoques parecidos con respecto a los principales problemas globales y regionales.

Los horizontes económicos de la OCS siguen ampliándose. Hasta ahora, la organización había tanteado el terreno en aquellas líneas de la cooperación económico-comercial que debían afianzar la estabilidad de la región.

La cumbre de Ufá se recordará también por haber reunido a orillas del río Belaya a una quincena de jefes de Estado, quienes han aprovechado esta oportunidad única para celebrar encuentros tanto bilaterales como multilaterales.

El presidente de Rusia, por ejemplo, acudió a más de seis reuniones. Uno de los encuentros más sustanciales fue el de los líderes del grupo BRICS con los de la Unión Económica Euroasiática y los de la OCS. Un nuevo formato válido para debatir los grandes problemas de la agenda global y regional.

Los medios occidentales han mostrado sus recelos acerca de las cumbres de la OCS y del grupo BRICS. Sea cual sea el trato que reciban estas asociaciones, ya es tarde para deshacerlas. Cuanto más se avanza, mayor es su influencia en el desarrollo internacional. Esto es un hecho.

Kirill Barskii es embajador de Rusia en el reino de Tailandia. Entre 2011 y 2014 fue el enviado especial del presidente de la Federación de Rusia en los asuntos de la OCS.

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